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miércoles, 31 de octubre de 2007

Diferencias morales insalvables entre Marxistas y Católicos.

Moral marxista y moral católica (Del libro "Moral Cristiana y Guerra Antisubversiva")

Hay una diferencia entre ambas morales. El padre Alberto Ezcurra nos la señala de la siguiente manera.


"Pero la concepción moral marxista y católica difieren radicalmente. Señalemos brevemente estas diferencias (Cf.Florencio Arnaudo, Pleamar, Bs.As. 1975 p. 50-54)

La moral católica ilumina las circunstancias concretas del obrar humano desde los principios permanentes del Evangelio y del Orden Natural. “Es cierto que muchas normas morales varían según épocas y circunstancias. La moral cambia porque el hombre cambia, y con el sus hábitos y disposiciones. Pero si el género humano es substancialmente idéntico a través de la historia, hay que admitir que con él permanecen inalterables una serie de normas morales inherentes a su condición humana.

La moral marxista es relativa. Ella es difiere en cada época histórica y para cada clase social. En la sociedad capitalista el correcto proceder moral consistirá en procurar por todos los medios el advenimiento de la sociedad comunista.

Textos

"Moral es lo que sirve para destruir una vieja sociedad explotadora y para unir a todos los que sufren alrededor del proletariado"( Lenín, Discurso en el Tercer Congreso de la Liga Juvenil Comunista)

"Nuestra moral está enteramente subordinada a los intereses de la lucha de clases del proletariado" (Lenin.Id.).

"Para el comunista la moral reside por entero en la disciplina solidaria y coherente y en esa lucha conciente de las masas contra sus explotadores" ( Lenín.Las tareas de las Federaciones de la Juventud).

"Todas las guerras de la historia se dividen en dos categorías: las guerras justas y las guerras injustas. Todas las guerras contra-revolucionarias son injustas. Todas las guerras revolucionarias son justas" ( Mao Tse Tung, Oeuvres Choisis, TI p. 215)

"Una nueva problemática sociológica se nos ofrece si tenemos presente que, a veces, intervienen en la política interior de los Estados potencias en que, en cierto modo, está desplazado el esquema de autoridad y pueblo. La lucha entre Pontificado y el imperio en la Edad Media adoptó por lo regular, formas análogas a las de la guerra civil. El entredicho y la exención de obediencia al príncipe crearon un derecho a la resistencia religiosa y hasta una obligación de resistencia a los "tiranos", como la polémica de entonces llamaba a los príncipes partidarios del Emperador y a los obispos imperiales. En forma análoga el moderno marxismo descalifica a la autoridad en los modernos Estados capitalistas, aunque desde un punto de vista totalmente distinto. Para él, todos los Estados no marxistas y sus sistemas jurídicos son órganos de explotación del proletariado por la clase dominante. Esta sola formulación garantiza el derecho a la resistencia de la mayor envergadura, como es el derecho y deber de la revolución. ( Werner Scöllgen, "Problemas morales de nuestro tiempo", herder 1962 p.250 sig.)

Conclusión

Es evidente que para el marxismo la guerra revolucionaria permanente para la conquista del mundo es, no solo lícita, sino obligatoria, sin más límites que los fijados por las conveniencias tácticas.

En el plano internacional, el marxista no puede renunciar a sus objetivos de dominación. En el plano nacional, el marxista y el militante revolucionario no puede renunciar a suplantarla por el régimen socialista y la dictadura proletaria.

Veamos el punto de vista católico en relación con la situación concreta de nuestro país:

b. Licitud de la guerra revolucionaria en cuanto guerra internacional.

La guerra revolucionaria, instrumento de conquista mundial del marxismo, no resulta justificada por ninguna de las condiciones morales que pueden hacer lícita la declaración de la guerra justa: declaración por una autoridad competente, justa causa, recta intensión. (II-II.q.40).

La guerra revolucionaria es guerra permanente, que se establece como situación de hecho. Ningún centro de poder que la promuevan ( Rusia, China, etc.) se hace responsable de su declaración. Habitualmente continúan manteniendo relaciones con los países en los cuales se desarrolla, al tiempo que auxilian a los combatientes con la propaganda, los preparan en campos de entrenamientos en los países "satélites". El comunismo oficial condena muchas veces públicamente los excesos de la "ultra izquierda", lo cual no impide prestarle auxilio legal (abogados, campañas por las amnistías o derogación de leyes represivas) y prepararse para aprovechar el caos creado por la lucha subversiva. Esta actitud le sirve incluso para aparecer como "partido de orden" y ganar respetabilidad e influjo en las clases burguesas.

La causa marxista no es justa, ni el comunismo lucha por la verdadera justicia, a pesar de que los abusos, injusticias y corrupción del demoliberalismo capitalista pueden dar pie a críticas acertadas. Pero el remedio es peor que la enfermedad.

c. Licitud de la guerra revolucionaria en cuanto a resistencia activa o guerra civil

La guerra revolucionaria es una agresión internacional que, en el interior de las naciones, asume las formas de una resistencia activa o insurrección contra el poder constituido. El Santo Padre asume de manera acertada esta situación: " Sin embargo ya se sabe: la insurrección revolucionaria - salvo en caso de tiranía evidente y prolongada, que atentase gravemente a los derechos de las personas y damnificase peligrosamente el Bien Común del país engendra nuevas injusticias, introduce nuevos desequilibrios y provoca nuevas ruinas. No se puede combatir el mal al precio de un mal mayor" (Pablo VI Populorum Progressio).

Si aplicamos estos conceptos a la actual situación argentina, constituyen una clara desautorización a la subversión marxista. No parece que se cumpla de manera alguna las condiciones que harían lícita la insurrección. Y si de algún modo las condiciones presentes justificaren un hecho revolucionario, no sería precisamente del campo marxista. Más bien al contrario: la carencia de autoridad, el caos, el desorden, la corrupción a todos los niveles, la ineficacia y la debilidad para enfrentar la subversión marxista, podría legitimar a quienes quisieran establecer un orden justo y enérgico.

Para un análisis más amplio de las condiciones que legitiman la resistencia activa, podríamos remitirnos al libro de Aldo Bünting y C. A. Bertone Hechos, doctrinas sociales y liberación (Guadalupe, Bs.As. 1971) que la enuncia sintéticamente en la página 250:

* "Los poderes públicos se manifiestan sistemáticamente agresores o incapaces de promover y lograr la paz, seguridad, el progreso material y espiritual que caracteriza el Bien Común.

* Se han agotado todos los medios legales para corregir los abusos o la incompetencia.

* Existe un cierto consenso popular, sino de todos los ciudadanos o de la mayoría, al menos de los elementos más representativos y responsables.

* Existe la certeza moral de que el gobierno futuro será mejor que el presente: se habla de certeza, no de mera presunción; esta certeza exige la preparación de equipos competentes que puedan realizar la sustitución.

* Existe la certeza moral de que las perturbaciones materiales, morales y espirituales ocasionadas por la revolución se reducirán al mínimo necesario y que la revolución tiene sólida esperanza de éxito.

* Los medios utilizados en la ejecución de la resistencia activa violenta tienen que no ser intrínsecamente malos"

Apliquemos esto a nuestra situación actual punto por punto

* Ibidem
+ No parece que sea el caso, al contrario: partidos y publicaciones que aparecen como aparato político de la subversión funcionan a la luz del día, la "literatura subversiva" que se secuestra en los allanamientos es vendida abiertamente en librerías, promotores de la subversión permanecen en la enseñanza, en la función pública, etc.

* Ni la mayoría del pueblo, ni los "elementos más representativos y responsables" prestan consenso a la subversión. Al contrario.

* No existe la certeza moral de que el gobierno futuro será mejor que el presente. Al contrario.

* La guerra revolucionaria es "revolución permanente", "estrategia sin tiempo" y no atiende a los daños materiales o humanos, ni al tiempo que dura la lucha. Esto está dictado por la experiencia del comunismo internacional (Rusia, Hungría, China, Vietnam) "Sólida esperanza de éxito"...: en muchas ocasiones los marxistas no la tienen. Entonces se limitan a provocar el caos mediante la agudización de las "contradicciones dialécticas".

+ Los medios utilizados por la subversión (secuestros, extorsiones, matanzas de inocentes, asesinatos a sangre fría) son de modo habitual "intrínsecamente malos".

Conclusión

La guerra revolucionaria conducida por el marxismo en nuestra patria es "guerra total" (internacional y civil). Como guerra internacional constituye una injusta agresión: como guerra civil es delito de sedición.

Por lo tanto la resistencia pasiva y activa, por medios legales y por coacción armada, hasta la total eliminación de los focos subversivos es no solo legítima sino obligatoria. Los bienes que están en juego son todos nuestros derechos civiles y religiosos, nuestra concepción de vida, la existencia misma de nuestra patria como nación soberana.

"La comunidad de las naciones debe ponerse en guardia contra los criminales sin conciencia que para la realización de sus planes ambiciosos no tienen reparo en desencadenar una guerra total. Por tanto, los otros pueblos, si quieren proteger su existencia y sus preciados bienes y no permitir que malhechores internacionales hagan lo que se les antoje, deben prepararse, quieran o no para el día que tengan necesidad de defenderse. Ni siquiera en nuestros días se puede negar a los Estados ese derecho de defensa (Pío XII, al VI Congreso Internacional de Derecho Penal, 3 de Octubre de 1953. AAS,45,1953 Nº 15, págs. 730-744).

“Más vale morir combatiendo que contemplar calamidades de nuestra nación y del Santuario" (I Mac3,59)


(Del libro “Moral Cristiana y Guerra Antisubversiva - Enseñanzas de un capellán castrense” del padre Alberto I. Ezcurra prologado por el profesor Antonio Caponnetto - Editorial Santiago Apóstol) Puede adquirirse en Club del Libro Cívico - M.T. de Alvear 1348- Local 147- Buenos Aires- Teléfono 4813-6780.


Un envío de: Eduardo Palacios Molina. República Argentina.

http://www.diario7.com.ar/

martes, 30 de octubre de 2007

Tiempo para crecer, por Gonzalo Vial


«Tiempo para crecer», por Gonzalo Vial

“El Mercurio” del 23 de octubre será en algunos años más un documento histórico, cuando quienes quieran explicarse lo ocurrido en Chile contrasten dos fotos: las que aparecen en la primera página de su cuerpo A, y en la primera página de su Cuerpo C.

La del cuerpo A muestra cómo, el día 22, sacan en camilla del Centro de Detención (cárcel) de Menores ‘‘Tiempo de Crecer’’, Puerto Montt, a uno de los dos muchachos sobrevivientes del incendio autoprovocado del establecimiento. Ambos tenían 14 años, y ambos murieron igualmente, el 23. Se sumaron a los ocho, todos de 17 años, que no habían salido vivos del Centro.

La foto del cuerpo C muestra a la Ministra Subrogante de Salud, exhibiendo una sonrisa no se sabe si fatua o avergonzada, condón en mano. Segundo plano: otra burócrata, no identificada, agita su propio contraceptivo riéndose como una loca. Las rodea un grupo de adolescentes de la misma edad que los asfixiados de Puerto Montt, pero muy alegres, todos blandiendo condones. Alcanza a verse, en el extremo derecho de la imagen, al director del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), organizador de toda esta bufonada... como corresponde, su sonrisa no es fatua ni avergonzada, sino simplemente tonta. ¿Y qué creen Uds. que tiene en la mano? De fondo, afiches de la campaña del SIDA. Y un detalle alucinante: adorna la mesa un pene, sí, señores, un gigantesco pene erecto de material sólido. Es, explica el diario, el lanzamiento de ‘‘un programa piloto de distribución de preservativos en 23 infocentros (!) del Injuv’’.
(No asistió la ministra titular de Salud. Seguramente estaba ocupada en su campaña favorita: repartir condones a las mujeres casadas, asegurando así la natalidad cero. Ver su carta a “La Segunda” de 17 de noviembre de 2006)

Ahora bien, es rigurosamente exacto que lo que están haciendo la ministra subrogante de Salud, la Burócrata Nº2, y el director de Injuv, en esta segunda foto, es abrirles el camino a los alegres muchachos de la misma para que terminen en un Centro de Detención como el de Puerto Montt, con un nombre igualmente optimista que ‘‘Tiempo de Crecer’’. Ojalá no asfixiados.

En efecto, desde hace unos quince años, durante las presidencias Frei Ruiz-Tagle, Lagos y Bachelet, el Gobierno y especialmente los ministerios de Salud y de Educación y el Servicio Nacional de Menores, SENAME —que regenta los Centros de Detención, con la eficiencia que acaba de demostrar—, vienen promoviendo el sexo adolescente, de toda clase. El SENAME, por ejemplo, repartía los años ’90 a sus desdichados pupilos, niños cuando más de esa edad, diversos ‘‘juegos’’. Uno se llamaba ‘‘la carrera del condón’’ y era así:

‘‘Aquí tienen unos plátanos (o si faltan los plátanos, decía el «juego», unos pepinos)... gana el que le coloca el condón a la fruta más rápido y mejor puesto’’.
Otro ‘‘juego’’ era de acumular puntos, respondiendo preguntas como ésta:
‘‘Si un viejo te ofrece el doble de plata si te acuestas con él sin usar condón... ¿aceptas?’’.

No me acuerdo si se ganaba puntos contestando ‘‘sí’’ o contestando ‘‘no’’.

Y de tal manera ha seguido la cosa, ya más de tres lustros. La penúltima o antepenúltima campaña del SIDA era un afiche con una escolar de uniforme, proclamando las delicias del sexo sobre un fondo que representaba las distintas posturas posibles en el coito. La campaña 2007 es un nuevo afiche, que el Seremi Metropolitano de Salud urge sea colocado en liceos y colegios de enseñanza media, con la fotografía de dos travestis a punto de besarse: ‘‘Diferentes miradas... diferentes amores’’.

Y, sobre todo, nada con los padres, nada que pueda coartar la sagrada fornicación: excluirlos de la enseñanza sexual (JOCAS), que ignoren que sus hijas de 14 reciben gratis del Estado la píldora del día después. ¡Que no vayan a saber, que no vayan a interferir... que no vayan a cumplir su derecho y deber de educar!
¿A qué obedece esta obsesión por estimular el sexo en la adolescencia?

1. Al convencimiento ideológico y sicológico (de mala sicología) en orden a que existe un ‘‘derecho al placer del sexo’’ —como decía el año pasado una alta funcionaria—, desde que físicamente se puede ejercitar y se quiere hacerlo. Ejercicio éste que sería tan inocuo como tomar una Coca Cola en caso de sed.

2. Al deseo de evitar el SIDA y los embarazos, fomentando el uso del condón entre los adolescentes.
Las motivaciones anteriores suponen: a) que el adolescente puede responder del uso que hace de su ‘‘derecho’’ al sexo; por ejemplo, responder económica y emocionalmente el varón cuando su pareja tiene un hijo suyo; b) que el condón previene con 100% de seguridad el SIDA y el embarazo, y c) que en OTROS respectos el sexo adolescente tampoco daña.

Todos los supuestos que preceden son falsos. No me referiré a los dos primeros, que he abordado antes y no inciden de modo directo en el tema de esta columna. Pero que el sexo adolescente sea inofensivo... esa falsedad sí que puede conducir derecho a uno de los acogedores centros del SENAME.

No es tema de religión ni de moral, sino de simple observación empírica mil veces repetida (de ésa que les gusta tanto a los positivistas), que el sexo prematuro, adolescente, genera enormes daños, sobre todo respecto de los sectores más desprotegidos de la sociedad:

1. Por su inmensa fuerza, sobre todo en esta edad, la vida sexual relega a segundo plano, un lejanísimo segundo plano, el resto de las actividades del adolescente, y peor que ninguna el estudio. Cualquier educador lo sabe; incluso, el de mayor experiencia se entera sin demora de que su alumno ha entrado a ese torbellino. ‘‘Está en otra’’, no aprende nada, no entiende nada ni le importa. Bajan sus calificaciones, repite curso una o más veces, llegado el extremo desertará, o bien abandonará el establecimiento cuando alcance el límite de edad permitido, presa de la ignorancia. Para el muchacho pobre, la ignorancia significa perder su UNICA posibilidad de salir de ese estado: aprovechar la escuela, el liceo. Significa también desempleo, y el desempleo, ocio forzoso y estéril.

2. El sexo adolescente no es estable, salvo excepciones contadísimas, sino promiscuo, casual. Está asociado frecuentemente a la ‘‘partusa’’ —la orgía subdesarrollada—, y ella a la droga, el alcohol y la observación atenta de los proxenetas, en busca de muchachas y muchachos promisorios para su inmundo tráfico... nuevamente los pobres, los más vulnerables.

3. En la ‘‘partusa’’ naufraga, obviamente, el uso sistemático, racional del condón que los funcionarios de gobierno presuponen. Y aparecen los huéspedes incómodos, que se creyó expulsar para siempre: embarazo y SIDA.

4. El remate es conocido: ignorancia, desempleo, ocio inútil, alcohol, droga, prostitución, falta de horizontes, miseria = delito, pequeño primero y luego grande. De allí, derechito al SENAME: ‘‘¡Tiempo de crecer!’’.

No sería objetable, pienso, que el Estado proporcionara a los adolescentes información sobre los contraceptivos, de modo discreto (sin las mentiras de hoy) y en paralelo con las otras maneras de ‘‘cuidarse’’. Pero siempre que a la par difundiera fuertemente los peligros OBJETIVOS, CASI INSUPERABLES, del sexo a esa edad. No puede seguir escondiéndolos a los jóvenes.

Digámoslo clara y francamente. Esta barbaridad no es culpa (o es culpa remota, y según las ideas de cada cual) del posmodernismo, el socialismo, el neoliberalismo, el concertacionismo, etc. Es, hoy, culpa de los funcionarios que la cometen, vale decir, de la Presidenta, sus ministros/as y sus jefes/as de servicios

Y del Congreso. No sólo por haber permitido se despachara, y en consecuencia entrara a regir una Ley de Responsabilidad Penal Juvenil sin recursos, ni personal calificado, ni estructuras físicas suficientes, sino por la ley misma.


Se buscó sacar de circulación a los menores delincuentes —ante la alarma pública por su exponencial salto numérico—, disminuyendo al efecto la edad que los eximía de cárcel preventiva o definitiva. Ello, en vez de enfrentar las verdaderas causas del fenómeno, como la abordada por la presente columna. Esa decisión fue un abuso en sí misma: ¿qué antecedentes teníamos, qué había ocurrido, qué habían hecho el Estado y la sociedad a favor del niño-delincuente, como para sostener que hoy era ‘‘más maduro’’ que diez o veinte años atrás?

Y en seguida, la cárcel fue ‘‘maquillada’’. No, no era cárcel sino ‘‘centro’’, no se cumplía allí pena sino que se ‘‘rehabilitaba’’ y ‘‘reinsertaba’’, sus cuidadores no eran gendarmes sino ‘‘tíos’’. Hasta que llegó la tragedia de Puerto Montt y cayó por los suelos el marketing publicitario, la maldición del régimen concertacionista. Los pupilos jugaban fútbol todo el día, y en la noche veían farándula por TV. Los ‘‘tíos’’, mientras tanto, meditaban... no, es probable, porque no tuvieran deseos de hacer algo útil, sino por falta de preparación, programas rehabilitadores y elementos. Y a la hora de la verdad, ni tíos, ni gendarmes, ni bomberos pudieron salvar una sola vida. La cosmética no sirve para eso.

lunes, 29 de octubre de 2007

Etica empresarial, píldora del día después y más…por Alvaro Pezoa , Universidad de Los Andes

Durante los últimos días, la ciudadanía ha presenciado una destacable demostración de ética empresarial con ocasión de la postura negativa —e independiente— de las tres grandes cadenas de farmacias de Chile a vender en sus locales la denominada “píldora del día después”. La razón que justifica esta decisión es que ella sería abortiva. En todo caso, se fundamenta en que no hay pruebas concluyentes que aseguren lo contrario. En tales situaciones, la ética es clara: prudencialmente hay que abstenerse de acciones que, teniendo conciencia, podrían ayudar al mal, más aún si éste puede ser grave. En el caso en comento, se trataría nada menos que del asesinato en el vientre materno de una persona indefensa.

Con frecuencia se alude a la ética empresarial cuando se observan, o se cree presenciar, conductas reñidas con la moral en la práctica de los negocios. En esta oportunidad, insisto, vale la pena resaltar la evidente corrección ética que ha animado las conductas de las empresas mencionadas. En contraste, por desgracia, desmerecen los procedimientos de los encargados de las entidades gubernamentales atingentes —y las opiniones de apoyo a las mismas de algunos congresistas concertacionistas—, que han desplegado una muy discutible escalada de acciones tendientes a forzar la venta de la píldora en las farmacias de nuestro país. La incorporación del principio activo levonorgestrel en el “formulario nacional de medicamentos” (lo cual hace obligatorio su expendio en todas las farmacias), multas onerosas, amenazas de aplicar más de ellas, incluso la posibilidad de penas de cárcel para los directivos de las compañías farmacéuticas, son parte de ese repertorio.

La píldora de marras no es terapéutica, tampoco combate alguna
enfermedad, menos por la tanto puede estar orientada a mitigar una epidemia o problema de salud pública. ¿Qué puede justificar entonces tanto empeño del Gobierno para obligar a su comercialización? Las respuestas posibles a tal interrogante no pueden dejarnos indiferentes, toda vez que no parecen existir razones valederas para sustentar las conductas de los personeros de gobierno al respecto. En lo inmediato, los hechos son elocuentes. Se están violando ante nuestros ojos tres principios éticos de primer orden: el derecho a la vida, el derecho de libertad de conciencia y el derecho de libertad económica. Mirada la situación desde este punto de vista, todo parece indicar que en esta disputa estamos frente a algo más que una nueva escaramuza Gobierno-empresarios. Hay mucho más en juego. Concepciones antropológicas, es decir, sobre quién es la persona; formas concretas de entender qué es y cuáles pueden ser los contenidos del bien común social; modos de practicar la actividad política; maneras de hacer —o no— efectiva la libertad y, consiguientemente, la responsabilidad en el ejercicio de la misma, y más…

¿Qué hacer?, ¿esperar que el Gobierno sea capaz de comprender su error y, consecuentemente, enmendar lo obrado? Por cierto, la esperanza es lo último que siempre ha de perderse. Sin embargo, al mismo tiempo, la realidad descrita torna imprescindible una defensa activa de los principios y el estilo de vida agredidos. En tal dirección se inscriben estas palabras. ¿Destacar, entonces, la buena ética empresarial que se aprecia en este litigio? Desde luego. Por lo demás, no siempre se ha de acentuar lo negativo. ¿Apoyar a las empresas y empresarios que les corresponde dar la cara en la hora presente?, ¿por qué no? Más bien, por supuesto que sí. Y hacerlo por todas las vías lícitas posibles. Las circunstancias de la vida han llevado a que ellos no se encuentren únicamente velando por sus legítimos intereses, sino que también se hallen librando una batalla por el bien de Chile. ¡No podemos, ni debemos dejarlos solos!

domingo, 28 de octubre de 2007

La Justicia Argentina.


LA JUSTICIA ARGENTINA

UN JUEZ ACUSADO POR EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA EL SR. PRESIDENTE DEBE
ACEPTARLE LA RENUNCIA?

Este es un tema sobre el que no solo debería opinar el Consejo de la
Magistratura sino además debería hacerlo el pueblo argentino y en las
actuales circunstancias deberían opinar los candidatos a la Presidencia de
la Nación. Son muy pocos los jueces que estando acusados se deciden a
enfrentar un “Jury” El caso mas reciente lo conocimos a través de
“Periodismo de Verdad” ya que el Juez Federal Terán al que no defendimos
desde el punto de vista de la verdad o no de su comportamiento como Juez, si
defendimos su valiente decisión de enfrentar al “Jury de Enjuiciamiento”
Vaya mi Inocencia cuando le pregunto a simples ciudadanos porque creían que
según algunos trascendidos algún Consejero que hizo la propuesta de que el
Sr. Presidente de la Nación no aceptara las renuncias perdió de forma
categórica. Creo que fueron 12 votos contra uno. Vaya mi inocencia en un
país como la Argentina tan sospechosa e intransparente. La respuesta de mis
interlocutores me hizo sentir un “gran estúpido”. No te das cuenta
“Pancho” –como me llaman- que si aceptan la renuncia tienen un puesto mas
para alguno de sus amigos.? No será eso cierto me pregunto? No será esa una
buena razón? Si por cierto que lo es. Un cargo mas para el amigo que
eventualmente podría ser utilizado por el poder político. Esto sin duda
alguna nos plantea a los simples ciudadanos una gran inseguridad jurídica.
Si el Consejo de la Magistratura ahora los nombra, la pregunta es si luego
los va a destituir tan simplemente? Si antes los nombraba el Senado bueno
los compromisos políticos suelen llevarlos a no investigar delitos en el
Senado de la Nación. Todo esto no esta escrito por casualidad sino es parte
de un caso real que no me es ajeno. Ya le he solicita al Sr. Presidente
Kirchner que evite aceptar la renuncia de un Juez que esta bastante
comprometido con varias denuncias en el Consejo de la Magistratura. Esto
debe formar parte del debate de los ciudadanos y debate en el Parlamento,
Un debate democrático y republicano. Pregunto no queremos una Justicia que
funcione mejor? Como extirpar ciertos canceres que hay?
En la Justicia Argentina y que terminan afectando el buen nombre de tantos
funcionarios judiciales nobles, sanos y que sueñan con una Justicia mejor?
Los candidatos presidenciales tienen la palabra, la ciudadanía debe comenzar
a ser protagonista del gran cambio en la Justicia argentina, no seguir
siendo habitantes sino ciudadanos de verdad.

Dr. Francisco Bénard
Abogado, Periodista y Escritor
Tomo 62 Folio 75 C.P.A.C.F
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