Virgen del Carmen

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viernes, 29 de agosto de 2008

LEONARDO BOFF EN CHILE


Resulta contradictorio para los católicos que el obispo de Aysen recurra a este ex sacerdote para presentar su “Carta Pastoral del Agua”. Sustentador de la Teología de la Liberación, sancionado por el Vaticano, Boff es un duro crítico de Benedicto XVI y de la Iglesia católica. La izquierda marxista, que se autodenomina “progresista”, lo recibirá en Santiago. Trayectoria de Leonardo Boff.

Con la presencia del teólogo brasileño Leonardo Boff, se lanza oficialmente el 26 de agosto en la región de Aysén la “Carta Pastoral del Agua”, escrita por el Padre Obispo Luis Infanti de la Mora, y que aborda la mirada desde la Iglesia sobre el cuidado del medio ambiente y el desarrollo sustentable, a raíz de los mega proyectos de centrales hidroeléctricas que se pretenden erigir en esta zona.

Esta actividad se desarrollará en el marco de la Semana Social 2008, organizada por la Pastoral Social que contempla un intenso programa de actividades entre los días 25 y 26 de agosto.

EL PRESENTADOR

Leonardo Boff será el presentador de la Carta Pastoral del Agua, y ha sido invitado debido a su pensamiento en el ámbito medioambiental desde la perspectiva teológica. Es contradictorio y lleva a confusión el que el obispo Infanti recurra a este partidario de la Teología de la Liberación y que ha sido sancionado por el Vaticano precisamente por sus ideas que se apartan de la doctrina de la Iglesia Católica.

Boff ha escrito más de cien libros, y dedicado páginas a la ecología. También será acogido en Santiago por la izquierda marxista. Esta es la nota que publica en la red el periódico el “Clarín” de Chile: “Leonardo Boff, una de las voces más claras y robustas de la teología latinoamericana de la liberación, dará una conferencia en Santiago el viernes 29 de agosto. Boff es uno de los teólogos que más ha contribuido a su formulación coherente y sistemática, que él extiende a los problemas relacionados con el medio ambiente y fundamenta en prácticas solidarias de liberación.

“Por una nueva relación sinergética con la tierra. 'La teología de la liberación se percató de que la lógica que oprimía y saqueaba a la naturaleza era la misma que oprimía al pobre. En este contexto, el ser más amenazado de la creación no son las ballenas, sino los pobres, condenados a morir prematuramente. La teología de la liberación parte de la ecología social para desde ella, desde la justicia social, llegar a una nueva alianza de los humanos con los demás seres. La Tierra también clama bajo la máquina depredadora de nuestro modelo de sociedad y desarrollo”.

Invitan: Amerindia Chile y Centro Ecuménico Diego de Medellín, patrocina: Asociación Chilena de Organismos No Gubernamentales ACCIÓN

¿QUIÉN ES LEONARDO BOFF?

Leonardo Gemesio Darci Boff, nació en Concordia, Brasil, el 14 de diciembre de 1938, procede de una familia de emigrantes sicilianos y dos de sus once hermanos, Clodovis y María Lina, son religiosos.

Con diez años, Leonardo Boff, cuyo verdadero nombre es Genesio Darcí, ingresó en el seminario menor de Petrópolis, en las cercanías de Río de Janeiro y años más tarde cursó estudios en el seminario mayor de la misma ciudad.

En 1961 se graduó en Filosofía en Curitiba y en 1965 en Teología en Petrópolis. Miembro de la orden de los Hermanos Menores Franciscanos, en 1964 fue ordenado sacerdote.

Posteriormente amplió estudios en las universidades de Wurzburg, Lovaina, y Oxford y en 1970 obtuvo los doctorados en Teología y Filosofía en la universidad alemana de Munich, donde fue discípulo del teólogo alemán Karl Rahner. Boff fue durante más de veinte años profesor de Teología en el Instituto Teológico Franciscano de Petrópolis, al tiempo que desempeñó tareas de asesor de la Conferencia de Obispos de Brasil y de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos.

También fue profesor de Teología y Espiritualidad en varios centros de estudio y universidades de Brasil y del exterior, y profesor visitante en las universidades de Lisboa (Portugal), Salamanca (España), Harvard (EUA), Basilea (Suiza) y Heidelberg (Alemania).

En 1972 publicó el libro "Jesucristo liberador", que se tradujo a varios idiomas y por el que fue requerido por las autoridades eclesiásticas. Posteriormente, su obra "La resurrección de Cristo y nuestra resurrección en la muerte" se incluyó también en el examen de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Leonardo Boff fue uno de los principales teóricos de la Teología de la Liberación, corriente de la Iglesia católica que utiliza elementos del marxismo para interpretar los evangelios.

En 1980 publicó, junto con su hermano Clodovis, la obra "Cómo hacer teología de la liberación", que el mismo definió como "una reflexión que hacen los cristianos, desde su compromiso, contra la opresión política, económica y social, intentando, junto con otros movimientos, crear espacios de libertad y dignidad para la vida humana, social y política".

Su siguiente libro, "Iglesia, carisma y poder" (1981) proponía cambios en la estructura de poder de la Iglesia. Por esta obra fue juzgado en 1984 en Roma por la Congregación para la Doctrina de la Fe y condenado en 1985 a un año de silencio, así como a la abstención de conceder entrevistas, impartir conferencias y escribir artículos.

Durante los once meses que duró esta medida disciplinaria impuesta por el Vaticano, Boff elaboró su siguiente libro, "Y la Iglesia se hace pueblo" (1986), que agudizó aún más las diferencias con Roma.

En 1987 publicó "Trinidad y sociedad" y en 1988 le fue otorgado en Barcelona el Premio Internacional Alfons Comín, por su lucha a favor de los oprimidos.

Ese año, Boff, familiarmente conocido en Brasil como fray Leonardo, viajó a China para contactar con las comunidades de fieles cristianos de la Iglesia Patriótica y en 1989 volvió a ser apercibido por el prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe, el entonces cardenal Joseph Ratzinger (actual Papa Benedicto XVI) por su obra "El camino de la Iglesia con los oprimidos", que había sido publicada en 1980.

En junio de 1991 manifestó en Brasil su apoyo para que la elección de los papas por el consejo de cardenales fuera refrendada por los millones de católicos de todo el mundo, y estuvo en Roma sin conseguir ser recibido en el Vaticano.

Tres meses después defendió en Austria la ordenación de mujeres como sacerdotes.

En abril de 1992 dirigió una carta al general de los franciscanos, Hermann Schalueck, en la que mostraba su amargura por los continuos enfrentamientos con el Vaticano. Entre otras cosas, la misiva decía: "han conseguido matarme la esperanza, lo que es peor que perder la Fe. Yo desisto. El Gobierno General y el ex-Santo Oficio han vencido".

Días después, en mayo, era destituido como redactor jefe de la revista católica "Voces", en la que colaboraba desde 1970. La decisión fue tomada a petición del ministro general de los franciscanos ---orden a la que pertenece la revista---. Ese mismo mes, Boff decidió apartarse por un año de la cátedra universitaria para dedicarse a estudiar y escribir sobre religión y ciencias sociales.

En abril de 1992, y ante las dificultades puestas por la Archidiócesis de Sao Paulo a la publicación de su obra "América Latina: de la conquista a la nueva evangelización", anunció su propósito de publicar el libro en una editorial no religiosa y, por tanto, eludiendo el control previo sobre sus escritos impuesto por el Vaticano.

El 28 de junio de 1992, en una carta publicada por el diario "Folha de Sao Paulo", Boff anunció su renuncia al sacerdocio, al tiempo que denunciaba lo que el denominó "incansable persecución a la que le venía sometiendo Roma" y calificaba el poder de la Iglesia de "cruel y despiadado". "Dejo ---explicaba--- el Ministerio presbiterial, pero no la Iglesia. Me aparto de la orden franciscana, pero no del sueño fraternal de San Francisco de Asís". Un mes antes, había pedido la salida de la orden de los franciscanos y dejado el convento en Petrópolis, donde vivía, para residir en un apartamento de la capital carioca.

En diversas ocasiones ha criticado el genocidio de la Iglesia en América Latina, el autoritarismo de la jerarquía católica y la postura de la Iglesia en temas como la homosexualidad.

Comparte su vida con Marcia Monteiro da Silva y tienen su residencia en una casa de campo en plena naturaleza de Petrópolis. Marcia, comprometida con las comunidades religiosas de base, es madre de seis hijos de un anterior matrimonio.

www.temas.cl


Los países que tratan de vivir sin valores
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.

martes, 26 de agosto de 2008

Los manipuladores de la moneda.

Los manipuladores de la moneda.
Alberto Medina Méndez
Se ha instalado profundamente la idea de que asistimos a una etapa de "inflación mundial". El alza en los precios del petróleo y de algunos alimentos, impulsan fuertemente esta teoría. Hasta la justifican con algún grado de pretendida solvencia.

Se suele definir a la inflación como el aumento generalizado de precios. Aceptando esa interpretación, significaría que el incremento en los precios relativos de algunas mercancías (combustibles y alimentos) no debería ser suficiente, para atribuir a estas subas la reaparición de un fenómeno que parecía ya superado en la década pasada.

Se podría inferir que la importancia y peso específico de los alimentos en la canasta básica impactan más que cualquier otro bien. Los combustibles hacen lo propio al ser uno de los determinantes directos o indirectos del costo de casi cualquier mercancía.

No deja de ser éste, un cambio, de los tantos que ha vivido la humanidad. Por significativo que parezca, es solo una modificación en los precios relativos de algunas mercaderías.

No obstante todo esto, que resulta demasiado evidente, pocos técnicos se animan a buscar explicaciones sólidas para este fenómeno que ahora muestra su cara globalizada. La literatura económica ha pretendido explicar de diferente manera el proceso inflacionario. Muchas de esas teorías, en realidad, confunden causas con efectos.

Resulta claro que la sociedad moderna ha desarrollado una profunda incapacidad para entender los mecanismos del mercado y se resiste, soñando con que puede dominarlo.

Los precios son el mecanismo más eficiente para establecer una adecuada asignación de recursos. Cuando estos son vulnerados en forma espuria, el mercado solo reacciona con naturalidad, intentando contrarrestar aquello que ha sido modificado contra su voluntad.

Simplificando, los precios suben básicamente cuando la demanda supera a la oferta, ya sea porque la primera sube, porque la segunda disminuye, o ambas.

La sociedad moderna no alcanza a percibir que, a la creciente demanda que empuja los precios, solo se la nivela con más oferta. Si no queremos que los precios suban, por alguna razón cultural o por esta cada vez más desarrollada pasión por la certidumbre, pues solo debemos allanar el camino para facilitar el rápido incremento de la oferta.

No nos debe espantar que algunos precios se disparen. El caso mas claro, es el de los alimentos, que ha sido provocado, entre otros motivos por la, cada vez más notoria, salida de la pobreza de muchas naciones populosas. Esto debería ser una buena noticia.

Sin embargo, los individuos tienen cada vez menos tolerancia a los cambios abruptos, mucho mas aun en precios que pueden impactar en el corto plazo en su calidad de vida. Esa actitud, es la que ha impulsado, en las últimas décadas, un demandante mecanismo social, que ha sido funcional para los dirigentes contemporáneos que alimentaron esta ridícula e ineficiente política de intervención monetaria.

Es que un sector importante de los intelectuales del mundo, especialmente académicos y economistas, han desarrollado teorías que se sostienen sobre la base de evitarle a la sociedad contratiempos indeseados. Han convencido a la comunidad que la intervención estatal puede ayudarla a evitarse problemas. Les han mentido absolutamente. No solo no lo evitan, sino que generan problemas mayores a los que pretenden evitar.

Los Bancos Centrales han transitado un camino, convenciéndose de que su función era lograr la estabilidad de precios a través de los siempre ingeniosos mecanismos del control monetario. Creyeron descubrir en la estabilidad de precios un valor. Confundieron economía sin inflación con ausencia de cambios en los precios relativos.

Los precios se mueven siempre selectivamente. En el mejor de los casos, nos advierten que debemos ajustar la oferta con más producción, o bien ir en busca de nuevas alternativas que permitan recuperar el equilibrio o alcanzar uno nuevo.

La idea de preservar el valor de la moneda ha sido la excusa perfecta para acumular un poder casi ilimitado en manos de los manipuladores profesionales. Parafraseando a Georges Clemenceau, la moneda es algo demasiado importante para dejarla en manos de economistas y políticos.

Los siempre dispuestos militantes del intervencionismo estatal, creen que con artificios, podrán amortiguar el cambio en los precios relativos. Asistimos entonces, a tiempos donde los manipuladores de la moneda están en su salsa, provocando por doquier inflación. En algún caso, hasta se dan el lujo de exportarla a países que confían en su, cada vez más, opinable seriedad.

Los bancos centrales están perdiendo el rumbo. Los políticos de turno creen tener todo bajo control. Están provocando una crisis mayor que la que pretenden evitar. Como decía Lord Maynard Keynes, en una de sus pocas frases acertadas, en la economía se puede hacer de todo, salvo evitar las consecuencias.

Cuando el mundo deje de ver fantasmas en cada cambio de precios relativos, cuando la sociedad deje de asustarse y comprenda que el mecanismo de precios es el mejor parámetro para orientar la asignación inteligente de recursos, ese día dejaremos de ser prisioneros de los manipuladores de la moneda.

Mientras tanto, preparémonos para vivir bajo sus órdenes. Ellos decidirán lo que debe subir y lo que debe bajar, cuando y de que manera. Para ello, nos harán pagar el precio más alto que una sociedad puede soportar, el de la desvalorización de la moneda. Provocarán inflación allí donde no la hay, apelando a la más moderna compulsión de imprimir billetes sin sustento. Los principales bancos centrales del mundo no están dispuestos a soportar una transición que desacelere la economía mundial. Mucho menos aun, toleraran un periodo recesivo. Prefieren una inflación que sostenga ficticiamente el nivel de actividad. Eso ya está a la vista.

Han convencido a la sociedad de que pueden ayudarla con sofisticadas teorías, buscando responsables de la inflación en mecanismos tan perversos como falaces. Estamos en sus manos. Al menos por ahora, ganan los manipuladores de la moneda.


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terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.
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