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viernes, 20 de junio de 2008

PESE A EINSTEIN Y SU CARTA DESDEÑOSA

PESE A EINSTEIN Y SU CARTA DESDEÑOSA

Los "nuevos ateos" hablan de la religión como "puro producto de la evolución" o "rasgo infantil" del hombre. ¿Profundizan?



Hace unas semanas se encontró una carta inédita de Albert Einstein dirigida en 1954 al filósofo alemán Eric Gutkind. En su misiva, el célebre físico alemán consideraba la Biblia como una narración infantil, y Dios, un producto de la debilidad de los hombres.

No es mi intención discutir las afirmaciones contenidas en esta carta. Dejo a otros la tarea de analizarla y comentarla a la luz de los demás escritos de Einstein para ver en qué medida sus palabras deben ser consideradas como definitivas.

Sí me parece más provechoso proponer algunas reflexiones sobre el origen de la religión en la vida del hombre, pues creo que es más interesante volver sobre esta cuestión que preguntarse sobre las creencias o convicciones de un científico que, por muy célebre y competente que sea en ámbito científico, en materia religiosa, tiene tanta autoridad como cualquier otro hombre.

En un artículo aparecido en el diario español “El País” del 20 de mayo de 2008, Mónica Salomone se pregunta, a propósito de la carta de Einstein, sobre el origen de la religión y de la idea de Dios.

Si Dios existe o no, no es una cuestión científica, afirma. Desde el punto de vista estadístico el número de personas que creen en la existencia de Dios está muy por encima de sus detractores, pero la existencia de Dios no es una cuestión de estadísticas.

Lo que la ciencia sí puede esclarecer ---según ella--- es el origen de la religión en la conciencia del hombre. Para ello acude a diversos científicos de renombre procurando sacar algo en limpio.

La religión, lo mismo que la cultura y la biología, es producto de la selección natural. Lo que significa que la religión ---o la capacidad para desarrollarla---, lo mismo que el habla, por ejemplo, sería un carácter que da una ventaja a la especie humana, y por eso ha sido favorecido por la evolución. Así piensa E. Carbonell, uno de los profesores entrevistados en el artículo.

Esta tesis es interesante, pero, a mi modo de ver, carece de profundidad, en cuanto que reduce la religión a una mera cuestión de evolución biológica.

Es verdad que la evolución ha influido, pero la evolución, como mucho, me explicará el cómo ---precisamente la dimensión de la religión, en cuanto fenómeno humano que depende de la biología---, pero no el por qué último de la religión.

Más insatisfactoria aún me parece la respuesta de Carbonell cuando comienza, según él, a “hacer filosofía”. La religión vendría a tapar el hueco ante las preguntas sin respuesta empírica que le surgen al hombre como fruto de su interacción con el medio ambiente en su proceso evolutivo.

“ Hagamos, pues, filosofía”.

Hace un par de años conversaba con el profesor Fernando Pascual, catedrático de historia de la filosofía antigua en una universidad italiana y experto en la filosofía de Platón. A fin de cuentas ---le preguntaba--- ¿cuál sería el argumento filosófico más fuerte para demostrar la espiritualidad del alma?

La reditio completa, me respondió sin ambages. La reditio completa, o autorreflexión, es la capacidad que tiene la inteligencia humana de volver sobre su propio acto para conocerlo, o mejor, para reconocerlo.

Todos los demás sentidos, que dependen de un órgano material (el ojo, las papilas gustativas, el oído, etc.), son incapaces de volver sobre su propio acto. El ojo ve, pero el ojo no puede ver su acto de ver, no puede ver que ve. La misma cosa ocurre con los demás sentidos que dependen de un órgano sensible. Cuando el ojo “se mira” al espejo, no está mirando su acto de ver, sino su reflejo en el cristal.

Por el contrario, el entendimiento no depende de un órgano material, no sólo conoce, sino que conoce que conoce: vuelve sobre su acto y se “da cuenta” de que lo está realizando.

El cerebro no es el órgano del entendimiento. Como mucho el cerebro presenta al entendimiento los objetos sobre los que pensará, y si él está dañado, el entendimiento no podrá “conocer” porque le faltará la “conexión” con la sensibilidad. Pero el entendimiento, precisamente porque puede volver sobre sí mismo, puede pensarse diverso y separado del cerebro, en cuanto órgano material.

Esta capacidad cognoscitiva es propia del hombre. Los animales saben, aprenden, tienen habilidades, pero no saben que saben, no saben que aprenden y no saben que tienen las habilidades que tienen.

El hombre, por el contrario, no sólo percibe objetos, sino que además se conoce a sí mismo en el acto mismo de conocer, de percibir. Se conoce como cognoscente, como “sentiente”. Esto es la reditio completa, la autorreflexión.

Por esta capacidad única del hombre, sabemos que su acto de conocer es un acto de un ser espiritual, porque no está sometido al espacio material y por lo tanto puede “volver” (de aquí reditio) completamente sobre su acto.

Apliquemos esta doctrina a la religión. De acuerdo con Mircea Eliade, uno de los más grandes estudiosos de la historia comparada de las religiones ---ni qué decir tiene que sus afirmaciones tendrán en línea de principio más peso que las de Einstein---, la religión surge allí en donde se percibe una cierta trascendencia.

La religión no surge sólo, ni exclusivamente, como fruto de la ignorancia, ante la incapacidad de dar respuestas empíricas ante los interrogantes de la vida. Esto es sólo un aspecto. Cuanto menos surgirá ---al modo freudiano--- como fruto de una neurosis causada por el complejo de Edipo. La religión, la dimensión religiosa, brota de la dimensión más elevada del hombre, de su inteligencia abierta a la trascendencia.

¿Qué significa que la religión surge allí donde el hombre percibe una cierta trascendencia? Significa precisamente lo que hemos estado diciendo: que el hombre entra en la dimensión religiosa con el mismo acto con que entra dentro de sí, con la autorreflexión.

Cuando un coyote aúlla a la luna, éste no realiza un acto religioso. Como decíamos, el animal no reflexiona. El coyote realiza este acto movido por el instinto, habiéndolo aprendido antes de otros seres de su especie. Aúlla a la luna, pero no sabe que lo está haciendo, y, por lo tanto, es incapaz de preguntarse por qué lo está haciendo. Aúlla y basta.

El hombre que contempla la luna ---dejamos de lado, por ahora, el valor religioso universal de este acto--- se encuentra en una situación radicalmente diversa a la del coyote. Él contempla la luna y, mientras la contempla, percibe, primero casi intuitivamente, que efectivamente la está contemplando. Contempla la luna y, en el mismo acto, se descubre a sí mismo como el sujeto de sus actos, como un “yo” diverso de lo que le rodea.

Se da cuenta de que es él quien contempla, y, de la luna, pasa a contemplar sus pensamientos, a vivenciar sus sentimientos, a disfrutar de la brisa fresca de la medianoche, etc. Pasa del exterior a su mundo interior. Se descubre a sí mismo como ser espiritual, como una persona que puede decir “yo”; en definitiva, como un ser trascendente. En síntesis, según la expresión de sabor agustiniano: de las cosas exteriores, a interior, y de las profundidades del interior se eleva a las realidades superiores, trascendentes.

En este instante surge la religión. Luego vendrán las preguntas sin respuesta: ¿qué hago aquí? ¿Por qué existo? ¿Cuál es el fin de mi vida? ¿Qué sentido tiene la vida, la muerte, el sufrimiento, el amor? ¿Hay Alguien detrás del firmamento? ¿Hay Algo (con mayúscula) que no muera, que no sufra, que sea inmutable en su felicidad? etc.

Dios es algo muy distinto de “una expresión de la debilidad humana”, como afirma Einstein. Si la gran mayoría de los seres humanos son religiosos, no es precisamente porque sean estúpidos e ignorantes, sino porque desde siempre creer en Dios se les ha hecho la cosa más normal del mundo, más en consonancia con su vida, independientemente de la situación existencial – de sufrimiento o de serenidad – en la que se encuentren.

Cuando Einstein escribe que la Biblia es una colección de respetables, aunque primitivas leyendas infantiles, demuestra una grande ignorancia de lo que es y ha sido la Biblia para el pueblo hebreo, al que él se sentía ---como afirmaba en su carta--- orgulloso de pertenecer. Bastaría darse la molestia de abrir cualquier manual de Teología fundamental para advertir de que si hay algo claro en la Sagrada Escritura, sobre todo en los primeros capítulos del Génesis, es la crítica de los mitos cananeos y la reducción de las potencias naturales ---el sol y la luna, adoradas como divinidades--- a simples criaturas sometidas al poder del Creador.

El lenguaje y las imágenes serán condicionadas por el contexto histórico cultural del pasado, pero el mensaje que trasmiten, es siempre válido. Por otro lado el monoteísmo bíblico es una conquista única en la historia de las religiones. Desconocer esto es como mínimo ignorancia.

Al grande Einstein, al que se le reconocerá perpetuamente por sus aportaciones científicas, se le pide, como se le pide a cualquier científico de nuestros días, la seriedad necesaria para no hablar de cosas que desconocen. Y por ciertas afirmaciones que se encuentran en los periódicos, de respetables científicos, está ignorancia se mezcla en más de una ocasión con la mala fe.

Aceptar o no el contenido que la Biblia propone implica un acto de fe. Adherirse a ella es una cuestión de convicción en la libertad. La dimensión religiosa y la existencia de Dios son otras cuestiones bien diversas.

Puedo libremente adherirme al Dios que me propone la Biblia. Nadie me puede obligar a creer que la Biblia es un libro inspirado por Dios.

Lo que no puedo hacer ---es ésta una exigencia de la razón--- es considerar mito infantil lo que es, lo hemos demostrado, fruto del ejercicio más elevado del entendimiento humano: su capacidad de reflexión, de volver sobre sí mismo para descubrir que todo lo que nos rodea, por su belleza y por su contingencia, por su grandeza y por su caducidad, es una invitación a elevarse, a trascender, a entrar en la esfera de la espiritualidad, a tocar y descubrir la presencia y la acción de Dios.

Será tal vez el Dios de los recuerdos infantiles (que no por ser infantiles son menos reales), pero también será el Dios matemático que rige el curso de los astros y el Dios que habla en la conciencia. Es finalmente el único Dios personal que ama y entra en diálogo con el hombre.


Tomado de www.temas.cl


Los pueblos que tratan de vivir sin valores
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.

miércoles, 18 de junio de 2008

EL EJEMPLO DE BIELSA

EL EJEMPLO DE BIELSA

Sin dudarlo todos los chilenos debemos recoger el ejemplo que nos ha dado el DT de la Selección Nacional de Fútbol, los equipos son fundamentales, las individualidades, que en algunos casos pueden resultar exitosas, casi siempre solo conducen a la exposición mediática de sus autores.

Que hermosa lección para nuestros Gobernantes, que teniéndolo todo, a diferencia de Bielsa, no han podido realizar un “partido” que al menos pueda ser calificado de mediocre, aparentemente las ansias de marcar supremacía son superiores a los intereses nacionales, de sus electores y hasta de la coalición.

Por el otro lado la cosa no anda mucho mejor, los afanes de protagonismo existentes en la oposición les han impedido formar un frente compacto para enfrentar a sus adversarios, lo que no dudamos les ha vedado el acceso al poder, aún estando todo el país convencido de lo mal que lo hacen nuestras autoridades.

La única oposición que ha encontrado el Ejecutivo es la de sus propios compañeros de ruta, que, hastiados con la incapacidad que ha demostrado el Gobierno le han parado un par de proyectos “emblemáticos”, pero, en general, las ambiciones desmedidas los mantienen medianamente unidos.

En la vereda del frente la cosa es similar, ambos partidos tratan de imponer al “amigo” sus visiones y pretenden sacar “ventajas” a la hora de designar a los abanderados a las diferentes justas electorales, resultado a la vista, van a cumplir 20 años realizando una mediocre oposición y siendo funcionales al poder.

Ojalá entiendan la lección del argentino, que, con caras nuevas, incluso sin llamar a los “consagrados” logró un importante triunfo en las alturas de La Paz al derrotar al seleccionado altiplánico que era el natural favorito para quedarse con la presea. Las vacas sagradas, cuándo se creen el cuento, dejan de servir.

Fe, Sobriedad, humildad, trabajo en equipo, estudio de los problemas, articulación de programas “posibles”, respeto a los chilenos, agendas enfocadas al pueblo, son la verdadera formula del éxito, las elucubraciones de la ingeniería política, si bien a corto plazo pueden dar dividendos, a la larga son insostenibles.

Los países que tratan de vivir sin valores terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.

martes, 17 de junio de 2008

Situándonos en la realidad.

Situándonos en la realidad.

Para nuestras autoridades los “súbditos” parece estamos a tan bajo nivel que piensan que ofreciéndonos trocitos de espejos o piedras brillantes pueden convencernos que es cierto lo que evidentemente está demostrado que es falso, o viceversa.

Quizás esta visión “despectiva” es lo que les lleva a tratar de imponernos sus particulares visiones o justifica los intentos por convencernos de lo que es inexplicable ó para peor totalmente inaceptable.

Para tratar de situarnos en la realidad debemos recordar que los empleados públicos, en especial los de elección, son pagados con los impuestos del pueblo, por lo que inevitablemente deben ser sus servidores.

Empleados en dos sentidos, por la remuneración en el primera, lo que afecta a toda la administración, y por la delegación de nuestra soberanía, que condiciona a los cargos electivos por parte de la ciudadanía.

La generalidad de la administración es de excelente calidad y excepcionalmente honesta, el problema existe con los “delegados” presidenciales que al parecer llegan al Gobierno a servirse, olvidando que están al servicio.

Los políticos, al postular a los cargos, hacen una serie de promesas con el objetivo de “capturar” nuestros votos y al ser elegidos esos compromisos ante el país deben ser cumplidos, porque en caso contrario son una estafa.

Quienes son “nominados” para hacerse cargo del Ejecutivo deben cumplir irrestrictamente con sus programas, los que quedan en la oposición tienen la obligación de ejercer la fiscalización para la que fueron elegidos.

Llevamos más de 18 años de promesas incumplidas, tanto por la Concertación como por la oposición, que hemos aceptado por el “chantaje” de que el otro bando podría hacerlo peor que quienes hoy ocupan La Moneda.

Nos hemos pasado en comisiones, consejos asesores, sin que los problemas que afectan a las mayorías hayan encontrado solución, al revés han sido severamente aumentados con el desempleo, la inflación y la corruptela.

No contratamos, “con nuestra plata ni con nuestros votos” a gente para que nos de explicaciones o busque culpables, lo hemos hecho para que solucionen la problemática que tiene agobiados a los chilenos.

Todas las profesiones están sujetas a evaluaciones periódicas, las autoridades deben someterse a ellas, no esperar el fin de los períodos, porque se les da tiempo para crear nuevos engaños y excusas.


Nuestro voto vale
Démosle valor.






Los países que tratan de vivir sin valores
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.

lunes, 16 de junio de 2008

La verdad, aquí y ahora.

La verdad, aquí y ahora.

Hay pocas dudas de que los pueblos que voluntariamente aceptan olvidar su pasado, esos que padecen de amnesia selectiva en particular, están en serio peligro de repetir las historias y terminar, nuevamente, pagando elevados costos por sus desventuradas decisiones, con graves dificultades de todo tipo.

Aunque somos defensores de la obra del Gobierno Militar, creemos que los hechos que lo provocaron como la necesidad de su existencia no deben repetirse, eso claro si queremos llegar a la tan “cacareada”, y ciertamente necesaria, reconciliación nacional, imprescindible para alcanzar los niveles de desarrollo que necesitamos.

Si nos olvidamos de las ambiciones desmedidas de poder de la izquierda, de que destruyeron al país, en solo mil días, en lo social, familiar, institucional, económico, político e hicieron imposible la convivencia ciudadana, seguro caeremos nuevamente en manos de populistas, que con un lindo discurso nos engañen otra vez.

Pero, ante una situación como la descrita, tampoco debemos olvidarnos de que la sociedad tiene derecho a defenderse, lo que sin duda haría que esta repetición fuera aún más cruel y asolara totalmente al país, nosotros, al ver el pago que les hemos dado, ni siquiera tendríamos cara para pedir a los uniformados que intervinieran.

Resulta extraña la facilidad con que hemos aceptado el “No a la impunidad” para quienes nos salvaron de una feroz dictadura roja, a la vez que hemos cerrado los ojos a la injusticia evidente que se está practicando contra aquellos que dejaron sus familias y arriesgaron sus vidas en aras del bien común, a los que tenemos hoy en las mazmorras estatales.

Porque NO queremos repetir la historia insistimos en realizar este llamado, casi un grito de alerta al pueblo chileno. No queremos la posibilidad de que aventureros vuelvan a destruir nuestra Patria, como tampoco queremos que sea necesario un nuevo Gobierno Militar que restaure los valores.

Creemos que un ejemplo patente de lo que hay que hacer lo constituye el Presidente del Senado, don Adolfo Zaldivar, que sostiene que los “juicios a los militares deben terminar a la brevedad", asegurando que los “Derechos Humanos están siendo utilizados políticamente” y que nos ancla políticamente al pasado.

Creemos, sin ser simpatizantes del “colorín” que su postura es consecuente, combatió al Gobierno Militar, en su momento, hasta puso sus bienes personales como garantía a un proceso contra el General Pinochet, pero siente, al igual que muchos chilenos, que simplemente se les está pasando la mano.

Una cosa es la búsqueda de Justicia, que tiene que comenzar por quienes provocaron la desgraciada situación, y otra brutalmente distinta es la de seguir con un “vendetta” extemporánea. Ilegal y también inmoral, que mantiene a centenares de ex oficiales sometidos a infamantes cautiverios.

Cientos de procesados y detenidos por el lado de los salvadores de la Patria, ninguno por el lado de los que buscaron el enfrentamiento civil y destruyeron el país. Hay algo en esta “lógica” que no cuadra, parece ser que la falsificación, al menos para algunos, tiene más relevancia que la verdad de los sucesos.

Los países que tratan de vivir sin valores
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.
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Los pueblos que no se defienden seguramente pierden sus libertades. http://reaccionchilena.blogspot.com/

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