Sin dudarlo todos los chilenos debemos recoger el ejemplo que nos ha dado el DT de la Selección Nacional de Fútbol, los equipos son fundamentales, las individualidades, que en algunos casos pueden resultar exitosas, casi siempre solo conducen a la exposición mediática de sus autores.
Que hermosa lección para nuestros Gobernantes, que teniéndolo todo, a diferencia de Bielsa, no han podido realizar un “partido” que al menos pueda ser calificado de mediocre, aparentemente las ansias de marcar supremacía son superiores a los intereses nacionales, de sus electores y hasta de la coalición.
Por el otro lado la cosa no anda mucho mejor, los afanes de protagonismo existentes en la oposición les han impedido formar un frente compacto para enfrentar a sus adversarios, lo que no dudamos les ha vedado el acceso al poder, aún estando todo el país convencido de lo mal que lo hacen nuestras autoridades.
La única oposición que ha encontrado el Ejecutivo es la de sus propios compañeros de ruta, que, hastiados con la incapacidad que ha demostrado el Gobierno le han parado un par de proyectos “emblemáticos”, pero, en general, las ambiciones desmedidas los mantienen medianamente unidos.
En la vereda del frente la cosa es similar, ambos partidos tratan de imponer al “amigo” sus visiones y pretenden sacar “ventajas” a la hora de designar a los abanderados a las diferentes justas electorales, resultado a la vista, van a cumplir 20 años realizando una mediocre oposición y siendo funcionales al poder.
Ojalá entiendan la lección del argentino, que, con caras nuevas, incluso sin llamar a los “consagrados” logró un importante triunfo en las alturas de La Paz al derrotar al seleccionado altiplánico que era el natural favorito para quedarse con la presea. Las vacas sagradas, cuándo se creen el cuento, dejan de servir.
Fe, Sobriedad, humildad, trabajo en equipo, estudio de los problemas, articulación de programas “posibles”, respeto a los chilenos, agendas enfocadas al pueblo, son la verdadera formula del éxito, las elucubraciones de la ingeniería política, si bien a corto plazo pueden dar dividendos, a la larga son insostenibles.
Los países que tratan de vivir sin valores terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.