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sábado, 10 de octubre de 2009

RODRIGO GARCÍA PINOCHET: “Seré la contraparte del comunismo en el Congreso”




RODRIGO GARCÍA PINOCHET:
“Seré la contraparte del comunismo en el Congreso”



El nieto de Augusto Pinochet ya inició la carrera por un cupo en el Cámara de Diputados. Un poco por sus ganas de cambiar la política, pero sobre todo para reivindicar la memoria de su abuelo.

Por: Ignacio Ossa / Fotos: Matías Bonizzoni

No ha sido fácil para Rodrigo García Pinochet su intento por llegar al Congreso. No encontró el apoyo de los partidos de la Alianza, intentaron bajarlo ofreciéndole cargos en un posible gobierno de Sebastián Piñera y tuvo que recolectar firmas para presentarse como independiente, tarea que él define como extremadamente complicada y difícil. Pese a todo, ya inscribió su candidatura y se prepara para reivindicar la memoria de Augusto Pinochet Ugarte, su abuelo y, en parte, su inspiración para meterse en la política. Es difícil que García Pinochet levante la voz. Su hablar es más bien pausado y reflexivo, pero no por eso deja de tener fuerza en sus ideas. Lo único que hace que los decibeles se eleven, y sólo un poco, es la posible llegada del Partido Comunista al Congreso. No le pasa lo mismo cuando habla con desagrado de la clase política o incluso de aquellos que se alejaron de la figura de Pinochet. Los comunistas son, al parecer, el tema que le preocupa. Incluso más que los intentos por bajarlo que fueron varios e infructuosos. “Nunca se me tomó en serio y creían que mi postulación era por un interés ajeno a la propia candidatura. Pero no. Tengo una convicción muy fuerte, que no obedece a un capricho: quiero representar a muchas personas que se han acercado y adherido a mi candidatura. En su momento me acerqué a los partidos políticos, pero por A, B o C motivos, no encontré acogida. Por esto seguí el camino independiente”, afirma.

–¿Qué razones te dieron en los partidos para dejarte fuera?
–El aspecto oficial era que había una institucionalidad que debía respetar a la hora de tomar decisiones. Yo no formaba parte de esa institucionalidad, era lo que me decían. No era militante, pero toda la vida he estado vinculado a la política. Eso fue lo que me dijo Juan Antonio Coloma. Pero de todas maneras se nota un alejamiento de los partidos que nacieron al alero del gobierno militar. Esa distancia que han tomado, pareciera que obedece a una estrategia electoral y apoyar a un Pinochet pareciera que los incómoda. Eso pasó con mi madre y también conmigo. A pesar de que yo propuse la posibilidad de primarias, recibí muchas críticas. Tenía dos posibilidades: seguir como independiente o marginarme de la política.

–¿Cuáles fueron las otras presiones por bajarte?
–No sé. Hubo conversaciones de personas cercanas a los partidos políticos, que no necesariamente tienen cargos, pero cercanos al núcleo. Se me acercaban y me plateaban sus inquietudes y hablaban de lo contraproducente que podía ser mi candidatura. Cada vez que nos reuníamos decían que yo no ganaba, pero yo les preguntaba si se alegrarían con un triunfo mío y todos decían que sí.
–Uno de los argumentos que salieron era que ponías en riesgo el doblaje de la Alianza en ese distrito.

–Me trataron de endosar esa responsabilidad y creo que la crítica es injusta. El proceso pasó primero a través de los medios de comunicación. Algunos parlamentarios de la Alianza dijeron que mi candidatura perjudicaba la memoria de mi abuelo. Eso me dolió mucho.
Nos violentaron las palabras del diputado Julio Dittborn que dijo que mi abuelo se daría vueltas en la tumba. El dolor de mi abuelo sería ver cómo, los que nacieron a su alero, hoy toman distancia de su obra, de su persona y de quienes llevamos su apellido y queremos estar en la política.

–¿Te explicas ese alejamiento por motivos electorales o por un deseo de dar vuelta la página?
–Ese dar vuelta la página no va en el sentido de dejar que un sector, como la izquierda, ponga sobre la mesa su visión de la historia, su verdad. Dar vuelta la página va por reconocernos con nuestras diferencias del pasado, nos respetemos y empecemos a discutir del presente y del futuro. Eso no implica que yo tenga que comulgar con la versión de los hechos de la izquierda que no comparto. Eso es un sentimiento que está arraigado en muchas personas de la derecha. No me explico, y la gente podrá sacar sus conclusiones, por qué la Alianza es capaz de hacer una coalición que incluye a un ministro de la Unidad Popular, a un fundador de la Concertación y no a un Pinochet.

–¿Crees que en el corazón de la derecha está la disposición de abrir las puertas a un Pinochet, pero las cierran por pragmatismo, ya que no viste bien apoyar a alguien de tu familia?
–Las cúpulas sacan cálculos por sus propios intereses. No sé hasta qué punto me dejan fuera por mi apellido o por mis propias ideas. Lo que yo planteo derriba las barreras de participación y ellos están conformes como están. Vamos por un camino equivocado y ésta es la gran oportunidad de que un gobierno de la Alianza empiece a hacer las cosas de una manera diferente y no caer en los vicios de la Concertación.

“Yo sé que al ser un Pinochet tengo una tremenda responsabilidad. Muchos firmaron por mí endosándome una responsabilidad por una predisposición favorable hacia la figura de mi abuelo. Ahora tengo que mostrar mis planteamientos, más allá de si los que voten por mí sean o no partidarios del gobierno militar. No es fácil y los prejuicios son fuertes. Sería una torpeza tratar de ser electo sólo por ser nieto de Augusto Pinochet. Sería un flaco favor a la memoria de mi abuelo. Tengo que demostrar que el Pinochet de 2009 es el que pretende hacer cambios, como lo hizo mi abuelo en su momento”.

–Tu madre llegó a hablar de mala onda por parte de personas que trabajaron con tu abuelo. ¿Se refería a Ernesto Silva Bafalluy, cuyo hijo va de candidato de la Alianza por el mismo distrito?
–No lo sé. Ella declaró que le sorprendía y le dolía ver cómo gente que trabajó con mi abuelo hoy actúa como si fueran enemigos. Ella conoció de cerca a quienes tenían una relación con él más allá del trabajo. Verlos tomar distancia por intereses acomodaticios no es grato para ella.

–¿Y para ti?
–Yo no viví esa etapa. Pero recuerdo cómo desfilaban por Bucalemu o por Presidente Errázuriz, dándole su apoyo. También en sus cumpleaños y basta con revisar la prensa para verlos... Ellos poco a poco fueron tomando distancia. Mi candidatura representa retomar valores en política que son fundamentales, como el honor, la lealtad, la responsabilidad, el respeto. Ojalá todos comulgaran con ello. Mi candidatura representa a muchas personas que sienten que han sido silenciadas y que buscan la posibilidad de expresarse.

–¿Hay espacio para el pinochetismo en la política chilena de hoy?
–Creo que, de ser electo, se va a reflejar lo que somos. Posiblemente el próximo año haya un parlamentario comunista. Y va a haber un Pinochet y se va a reflejar lo que somos. Esto es bueno en la medida que sepamos tolerarnos y respetarnos.

Amenaza comunista

–¿Crees que vas a ganar?
–Sí y lo veo en terreno. No creo que una campaña tenga que ver con empapelar de propaganda una comuna.

–Pero la competencia es fuerte y la derecha quiere doblar, hecho que se ve en la cantidad de propaganda que hay y el apoyo de Piñera a los candidatos que compiten contra ti.

Pero eso es un arma de doble filo. Son esos mismos partidos políticos los que hoy están desprestigiados. En las encuestas, una de las instituciones que está más desprestigiada es la de los partidos. La ventaja de mi candidatura es que es la única que salió de la gente. De ser electo, ningún dirigente se va a sentir con el derecho de tomar el teléfono y decirme su parecer con respecto a mi voto. Yo no le debo mi nominación a las cúpulas. Mi triunfo en diciembre va a tener dos efectos: la reivindicación del nombre de mi abuelo, que en parte está hecha por tres cosas: una obra que está en pie, la despedida que le dieron cuando murió y por la elección de mi madre que sacó la segunda mayoría. También va a haber un mensaje a los partidos políticos para demostrarles que se debe incluir a las bases en la elección de candidatos.

–¿Estarías dispuesto a convertirte en militante de un partido, si eres electo y luego te llaman para eso?
–Se pueden dar dos fenómenos: que los partidos enmienden el camino errado o que surja una aglutinación de personas que cuaje en un partido o en un movimiento político social, que se sienta representado por lo que estoy haciendo. No creo en las aventuras personales. Esto no es una campaña testimonial ni un capricho. Hay muchos, a lo largo de Chile, que me apoyan y no descarto que esto se transforme en un movimiento político.

–¿Piensas que es más bien una excusa para no apoyarte, cuando se habla de que pones en riesgo el doblaje? Porque me imagino que eres un candidato de derecha.
–¿Creerán que soy de izquierda cuando me atacan? Soy independiente de derecha. Y cuando dicen que se va a perder un diputado, yo digo que no: van a ganar un diputado independiente y se va a mantener un militante. Yo me considero del sector.

–¿Te representa la derecha de hoy?
–La alternativa, en cuanto a la persona que la encabeza, como es Piñera, es lo mejor que tenemos. Obviamente, no me siento plenamente identificado, pero apoyar a Piñera va en la dirección correcta por el bien del país.
–¿Votas por Piñera?
–Sí. Me va a doler el estómago votar por Piñera y a mucha gente también, pero hay que sobrepasar eso, conscientes de que es lo mejor para el país, más allá de las aprensiones personales que pueda tener hacia su figura. El se ha referido en términos que no considero correctos respecto del gobierno de mi abuelo. Creo que está equivocado. Pero no por ello voy a anular mi voto, contribuyendo a que Frei o Enríquez-Ominami lleguen a la Presidencia. Un gobierno más de la Concertación, ya sea con una persona vieja o joven, va a ser desastroso. Más aún con el comunismo adentro.

– ¿La llegada, casi segura, del Partido Comunista al Congreso te da un incentivo extra para luchar con más ganas por tu candidatura?
–Por supuesto. Son necesarios los contrapoderes y yo voy a ser una contraparte del comunismo en el Congreso. Lamento que la llegada del Partido Comunista responda a una voluntad de la Concertación por mantenerse en el poder y no por sus valores. ¿Cómo es posible que un candidato democratacristiano esté avalando al Partido Comunista, sabiendo lo que es? El Partido Comunista es el responsable de las más atroces represiones del siglo XX, que lo demuestran los más de 100 millones de muertos que significaron. Pero la Concertación prefirió dejar de lado sus valores, con el objeto de mantenerse con ese 5 por ciento. Hay que dejar de lado la hipocresía y la ambigüedad. Como cuando Lavín habló del bacheletismo-aliancismo. En política hay que ser claro y que la gente se sienta representada. Eso le hace daño al país.


Los países que tratan de vivir sin valores
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.
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