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jueves, 5 de febrero de 2009

Crítica del "valor" y la "plusvalía" marxistas.

Crítica del "valor" y la "plusvalía" marxistas

La teoría marxista del valor, o teoría laboral del valor (TLV, en adelante), viene a decir esto: El valor de las mercancías (productos, bienes y servicios) depende de "la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirlas". Eso significaría dos cosas:

Una, que el trabajo es la causa del valor; esto es: que los trabajadores producen valor.
Otra, que el trabajo es la medida del valor: una mercancía vale tanto como la cantidad promedio de horas de trabajo necesarias para producirla, o el trabajo "incorporado en ella".

Si producir un par de zapatos implica en promedio social 5 horas de 2 obreros, el par de zapatos vale 5x2=10 horas de trabajo.

Los precios en el mercado real podrán ser a veces mayores o menores que el valor (dependiendo de los accidentes y eventualidades del mercado), pero al final tienden siempre a parecerse o acercarse al valor.

Ligada a la TLV está la teoría de la PLUSVALÍA y la explotación capitalistas. Como la fuerza de trabajo es una mercancía más, su valor es "la cantidad de trabajo socialmente necesario para re-producirla", es decir, la cantidad de trabajo necesario para producir la comida, ropa y otros bienes y servicios que el obrero y su familia requieren para subsistir. Pero esta mercancía tiene una característica especial: es capaz de producir su propio valor más un valor adicional, la plusvalía, de la que se apropiaría indebidamente el capitalista. El capitalista robaría esa plusvalía. La explotación capitalista consistiría fundamentalmente en el robo: el robo de un plusvalor que han producido los obreros y que les pertenece legítimamente sólo a ellos.

CRÍTICA

Como teoría empírica, o como explicación de cómo la gente adjudica valor a las mercancías, claramente la TLV es falsa: los consumidores ni saben ni les importa la cantidad de trabajo invertida en las mercancías; sólo les importa su utilidad, su belleza, rareza, abundancia... Y los productores, si bien toman en cuenta las horas de trabajo invertidas, también toman en cuenta lo que esperan o desean ganar. Su valoración y asignación de precio depende también de sus expectativas. Por tanto, entendida como una teoría que predice el comportamiento de los precios, la TLV no funciona adecuadamente; es una teoría inútil: su única virtud es que predice la trivialidad de que el vendedor no querrá vender a menos de su costo de producción (aunque muchas veces tendrá que hacerlo).

Como teoría no empírica, que afirma la existencia de un valor invisible e intangible -un valor misterioso en torno al cual giran los precios visibles y tangibles- es inverificable.
Lo cierto es que los trabajadores contribuyen a producir bienes y servicios a los cuales el empresario y los consumidores adjudican valor... en parte por las características materiales de la mercancía, pero también en parte, por sus gustos, deseos, expectativas, etc.

"No podemos saber cuánto "valen" las mercancías; no sabemos cuál es el "valor verdadero" de la mercancía fuerza-de-trabajo; no podemos saber cuánto "merece" cada factor o agente de la producción, ni cuánto "se ha ganado" ni cuánto es a "lo que tiene derecho".

En suma: no sabemos ni podemos saber cuánto es "lo que se debería pagar" al obrero, al ayudante, al conserje, a la secretaria, al chofer, al estibador, al gerente, al vendedor, al cobrador, al contador, al que aporta la idea y la iniciativa (el empresario), o al que aporta el capital (el capitalista)...

No podemos contemplar los valores que Marx pretendía haber descubierto "científicamente"... y como no podemos verlos, entonces, para fines prácticos, tendremos que ver sí los precios del mercado. (Con lo cual no se está diciendo: "X es el precio de mercado; ergo, X es el precio justo". No, sólo se está diciendo: "X es el precio de mercado; ergo... nos basamos en X)
A veces se dice que, dado que ignoramos el valor del trabajo, se sigue que deberíamos repartirlo todo por partes iguales. Al respecto cabe aclarar que no se sigue... al menos no se sigue lógicamente. Igual se podría decir: "No conocemos; por tanto, repartamos según nuestros convenios previos".

¿De dónde obtienen, pues, sus ganancias el empresario y el capitalista? Respuesta: de cualquier parte, pero no del robo de plusvalor. Empresario y capitalista obtienen beneficios porque tienen la iniciativa, la idea, el mando, el control, el riesgo…. Ellos toman la producción, la venden, cobran, reciben el dinero, y en alguna medida (sólo en alguna medida) lo reparten. No necesitan robarse valores o plusvalores; no necesitan tomar lo que no es suyo; les basta y les sobra con tener el mando, el control y estar en el sitio exacto en el momento justo…

Pero, además: si la TLV fuera verdadera, la sociedad que pretenden los comunistas se volvería lógicamente imposible e inmoral. Si el trabajador A produce 10 unidades del bien x, A es -siguiendo la lógica comunista- el verdadero productor de 10, y por tanto, de acuerdo a las premisas de la TLV, A es el legítimo dueño de 10 unidades de x, y debería entonces recibir íntegro lo que produce con su sudor. Y si la sociedad comunista le quita a A para darle a B -porque éste, aunque sólo produce 5, tiene más hijos y más necesidad-, esa sociedad estará robando a A y aquello se convertirá en una sociedad de parásitos que viven y comen gracias a la plusvalía creada por otros. Es decir: si de veras hay robo de plusvalor, ese robo lo podría cometer el empresario y el capitalista... pero lo comete también la sociedad o "los compañeros" o "la clase trabajadora".

Por supuesto, nunca faltarán los clásicos recursos retóricos de los marxistas y anarcomarxistas para justificar eso. Dirán que "el trabajo es una actividad social" y que, por ende, "ni A produce 10 ni B produce 5, sino que "la clase trabajadora en su conjunto produce 15 y luego reparte a sus miembros como convenga".

¿Por qué esto es pura retórica? Por algo muy simple: por mucho que el trabajo sea algo que se realiza en lugares públicos y con instrumentos, reglas y métodos públicos, no existe el trabajo en abstracto ni la tal "clase trabajadora"; sólo existen sí personas concretas, actos concretos realizados por esas personas concretas.

¿Quién se animaría a sostener que quien se sacrificó trabajando y ahorrando, en realidad no hizo nada, y que todo lo hizo la clase trabajadora? ¿A quién le conformaría eso?
La TLV conduce a callejones sin salida. No sirve para nada bueno.

APÉNDICE

Algunos tratan de salvar a Marx diciendo que él no creía en el objetivismo del valor… que por ser materialista y "científico" no iba a creer eso... Y si el materialismo es la idea de que sólo existen la materia, la energía, el espacio, el tiempo y la conciencia como producto, función, epifenómeno o "secreción" de la materia, entonces no hay lugar para los "valores objetivos" de las mercancías. Los valores son tan subjetivos como el amor, el dolor y cualquier otro fenómeno mental. No obstante, según estos neomarxistas, las teorías laboral del valor y de la plusvalía serían verdaderas.

Las tesis de este Marx subjetivista serían:

-El valor es 100 % subjetivo.

-Pero el costo es algo 100% objetivo: Costo = trabajo.

-Ahora bien, como el precio está determinado por el costo, resulta que el precio está determinado por el trabajo... que casualmente es lo que afirma la teoría laboral del valor.

CRÍTICA

Las corrientes subjetivistas estarán de acuerdo con esas tres tesis. Quizá únicamente añadirán que si bien, en general, el precio está determinado por el trabajo, hay algunos otros factores (esencialmente psicológicos) que influyen cuando el ofertante pone un precio y el demandante lo regatea. Y por esos otros factores el precio que propone el ofertante puede a veces estar muy arriba de su costo de producción, y el precio que propone el demandante puede a veces estar muy debajo de ese costo.

El error está en creer que Marx "sólo habla de precio y costo" (no de valor). Según los neomarxistas, cuando Marx habla de "valor", en realidad sólo quiere hablar del costo (=trabajo). Y a veces así parece... Pero no... hay un detalle que pasa inadvertido, a saber:

Marx no era un científico; ante todo era un ideólogo de la revolución. Su lenguaje no es puramente descriptivo: es normativo. A Marx no le interesa sólo explicar el origen de los precios, o por qué los zapatos tienen precio de $4. No. Marx quiere ir más allá de las "explicaciones positivistas" de los científicos. Marx quiere transformar el mundo: cambiar la realidad. Lo que en el fondo está diciendo es que si los zapatos tienen precio de $4, es porque hay un empresario y un capitalista que abusan y cobran más de $3, que es el verdadero costo de los zapatos. Y eso estaría mal, según Marx... No debería ser. Ése es el mundo que habría que transformar según los marxistas.

Empero, si de verdad Marx sólo estuviera hablando de cómo son las cosas (y no de cómo deberían ser), él habría utilizado la palabra costo. Y habría dicho "el costo de las mercancías es la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirlas" (y seguramente los economistas de su tiempo habrían estado de acuerdo). ¿Para qué querría confundir y enredar más las cosas empleando una palabra tan cargada de connotaciones emocionales y morales como es la palabra valor?

Pero he aquí que él eligió esa palabra, valor. Y todos sus seguidores han hecho siempre lo mismo. ¿Para qué? Para satanizar al capitalismo, una estrategia de lucha revolucionaria. No es lo mismo decir que los zapatos "cuestan" $3, y decir que "valen" $3... Si "cuestan" $3, pero los quiere vender a $4, a nadie le importa: si lo logra o no. Pero si los zapatos "valen" $3, y los quiere vender a $4 (y sólo pagar $1 a los obreros)... aaah, eso sería robo, un atentado contra el derecho del obrero a disponer íntegramente de los frutos... del valor de su trabajo.

El costo de los zapatos es objetivo: para descubrirlo sólo hay que hacer algunas sumas (mano de obra + materiales, el costo de los cuales también es mano de obra pagada con anterioridad). Si descubrir eso fuera todo el interés de Marx, sin duda también habría pasado a la historia... pero de la contabilidad y la teneduría de libros. Pero Marx no quería ser contador ni tenedor de libros: sus planes eran cambiar el mundo. Por eso dijo: Los zapatos valen $3... porque para fabricarlos un obrero requiere en promedio tres horas y cada hora de vida le cuesta al obrero, en promedio, $1. Ése es el valor de los zapatos, y esos $3 deben entregarse íntegramente a los obreros... Si aparece alguien que cobra $4, está robando al consumidor, lo está haciendo pagar más de lo que valen... O si cobra $3, pero entrega al obrero solamente $1, está robando al obrero, le está dando menos de lo que vale su trabajo.

En su fuero interno Marx era un subjetivista, aunque, para fines revolucionarios y propagandísticos, empleaba un lenguaje objetivista.

COSTO DE PRODUCCIÓN= VALOR = PRECIO JUSTO,

es evidentemente una tesis moral. No es una mera descripción de cómo suceden las cosas y se dan los costos y precios, sino un juicio normativo de cómo deberían ser. Esto no impide que Marx y sus seguidores también hagan algunas explicaciones descriptivas (p.ej., "Los precios giran en torno al costo = costo de producción, como los electrones giran en torno al núcleo"), pero el interés central de Marx (y sus secuaces) es ideológico. Y, principalmente, satanizar al capitalismo y hacer aparecer a las vanguardias marxistas como los sabios, como los que han descubierto el robo oculto que cometen los empresarios... y, por tanto, presentar a esas vanguardias como los futuros y legítimos dirigentes, teóricos e ingenieros sociales de la revolución.

Si los zapatos "valen" (no sólo "cuestan") $3, ¿dónde está ese valor? ¿En qué misterioso escondrijo dentro de las mercancías yace? ¿Cuáles son sus propiedades observables? ¿Cómo se verifica su existencia? --- La cosa es muy simple: o el valor está en los zapatos o el valor no existe y es sólo una idea en la cabeza de la gente (subjetivismo).

Si lo primero, hay que dar evidencias empíricas de su existencia (no bastan los argumentos dialécticos y teóricos).

Si lo segundo, no hay que hacer nada, sólo hay que preguntar a la gente qué piensa.
Como hasta la fecha los marxistas no han podido responder a esas preguntas, todo indica que la pretendida "ciencia" marxista se reduce a esto: "Costo = valor = precio justo", y a una especie de mandamiento tipo Moisés dirigido al capitalista: "Fuera manos; no te corresponde nada".-

Articulo tomado de FlashesCulturales@adinet.com.uy, una publicación periódica dirigida por el Profesor Prof. Alexander TORRES MEGA, que sostiene una incanceble lucha por la defensa de los valores cristiano occidentales del intento de arrazarlos que han emprendido las izquierdas con el apoyo de los "tontos útiles" de siempre.

lunes, 2 de febrero de 2009

Atención América....



Ofensiva contra las Fuerzas Armadas latinoamericanas
Por
Alejandro Peña Esclusa

Dentro del marco del Foro Social Mundial, que se realizó en Brasil en enero de 2009, se llevó a cabo el V Foro Mundial de Jueces, cuyo objetivo fue discutir los “crímenes contra la humanidad” cometidos durante las dictaduras en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. Paralelamente, abogados vinculados al Partido de los Trabajadores anunciaron que tratarán de derogar la Ley de Amnistía brasileña de 1979, para así poder juzgar a los militares que combatieron los grupos izquierdistas.

Ciertamente, algunos militares cometieron excesos e, incluso, crímenes; pero el objetivo de estas acciones no es hacer justicia, sino cobrar venganza y acabar con las instituciones castrenses. Porque si buscasen justicia, también enjuiciarían a los terroristas de izquierda, que cometieron delitos de lesa humanidad, al colocar bombas, realizar atentados y asesinar víctimas inocentes.

Los guerrilleros de los años 60, 70 y 80, que fueron derrotados militarmente, ostentan actualmente altos cargos de gobierno en catorce países latinoamericanos, cuyos presidentes pertenecen al Foro de Sao Paulo. Y desde el gobierno, están persiguiendo injustamente a sus enemigos de antaño.

El Foro de Sao Paulo aplica tres métodos distintos para destruir las instituciones militares: En Bolivia, Ecuador y Venezuela, las transforman, cambiándoles la identidad, sustituyendo la doctrina tradicional por nuevos conceptos emanados del Socialismo del Siglo XXI. El caso más emblemático es el de Venezuela, donde obligan a los militares a gritar “Patria, Socialismo o Muerte”. El objetivo final es convertir a estas Fuerzas Armadas en guardias pretorianas al servicio de los regímenes socialistas.

En Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, enjuician a los militares que combatieron la subversión armada, derogando las leyes de amnistía y obediencia debida, y aplicando retroactivamente los efectos de dicha derogación. En la mayoría de los casos, se trata de juicios políticos, precedidos de una propaganda feroz, donde no se presentan pruebas, ni argumentos válidos.

En Colombia y El Salvador, donde los mandatarios no pertenecen al Foro de Sao Paulo, las ONGs de izquierda, financiadas desde el exterior, hacen de las suyas, acusando injustamente a héroes militares, para minar la moral de la Institución. La teoría de los “falsos positivos”, inventada por la izquierda, está haciendo estragos en Colombia, al convertir a muchos terroristas y narcotraficantes, en víctimas indefensas del sector castrense.

La destrucción o transformación de las Fuerzas Armadas latinoamericanas tiene dos objetivos: primero, hacer de nuestro continente una región donde la guerrilla, el terrorismo, el narcotráfico y el fundamentalismo islámico, puedan avanzar y fortalecerse sin resistencia alguna; y segundo, asegurar que individuos como Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega, puedan acabar con la democracia y permanecer en el poder indefinidamente.
Los países que tratan de vivir sin valores
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.
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