Virgen del Carmen

Virgen del Carmen
Protege a Chile

martes, 30 de octubre de 2007

Tiempo para crecer, por Gonzalo Vial


«Tiempo para crecer», por Gonzalo Vial

“El Mercurio” del 23 de octubre será en algunos años más un documento histórico, cuando quienes quieran explicarse lo ocurrido en Chile contrasten dos fotos: las que aparecen en la primera página de su cuerpo A, y en la primera página de su Cuerpo C.

La del cuerpo A muestra cómo, el día 22, sacan en camilla del Centro de Detención (cárcel) de Menores ‘‘Tiempo de Crecer’’, Puerto Montt, a uno de los dos muchachos sobrevivientes del incendio autoprovocado del establecimiento. Ambos tenían 14 años, y ambos murieron igualmente, el 23. Se sumaron a los ocho, todos de 17 años, que no habían salido vivos del Centro.

La foto del cuerpo C muestra a la Ministra Subrogante de Salud, exhibiendo una sonrisa no se sabe si fatua o avergonzada, condón en mano. Segundo plano: otra burócrata, no identificada, agita su propio contraceptivo riéndose como una loca. Las rodea un grupo de adolescentes de la misma edad que los asfixiados de Puerto Montt, pero muy alegres, todos blandiendo condones. Alcanza a verse, en el extremo derecho de la imagen, al director del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), organizador de toda esta bufonada... como corresponde, su sonrisa no es fatua ni avergonzada, sino simplemente tonta. ¿Y qué creen Uds. que tiene en la mano? De fondo, afiches de la campaña del SIDA. Y un detalle alucinante: adorna la mesa un pene, sí, señores, un gigantesco pene erecto de material sólido. Es, explica el diario, el lanzamiento de ‘‘un programa piloto de distribución de preservativos en 23 infocentros (!) del Injuv’’.
(No asistió la ministra titular de Salud. Seguramente estaba ocupada en su campaña favorita: repartir condones a las mujeres casadas, asegurando así la natalidad cero. Ver su carta a “La Segunda” de 17 de noviembre de 2006)

Ahora bien, es rigurosamente exacto que lo que están haciendo la ministra subrogante de Salud, la Burócrata Nº2, y el director de Injuv, en esta segunda foto, es abrirles el camino a los alegres muchachos de la misma para que terminen en un Centro de Detención como el de Puerto Montt, con un nombre igualmente optimista que ‘‘Tiempo de Crecer’’. Ojalá no asfixiados.

En efecto, desde hace unos quince años, durante las presidencias Frei Ruiz-Tagle, Lagos y Bachelet, el Gobierno y especialmente los ministerios de Salud y de Educación y el Servicio Nacional de Menores, SENAME —que regenta los Centros de Detención, con la eficiencia que acaba de demostrar—, vienen promoviendo el sexo adolescente, de toda clase. El SENAME, por ejemplo, repartía los años ’90 a sus desdichados pupilos, niños cuando más de esa edad, diversos ‘‘juegos’’. Uno se llamaba ‘‘la carrera del condón’’ y era así:

‘‘Aquí tienen unos plátanos (o si faltan los plátanos, decía el «juego», unos pepinos)... gana el que le coloca el condón a la fruta más rápido y mejor puesto’’.
Otro ‘‘juego’’ era de acumular puntos, respondiendo preguntas como ésta:
‘‘Si un viejo te ofrece el doble de plata si te acuestas con él sin usar condón... ¿aceptas?’’.

No me acuerdo si se ganaba puntos contestando ‘‘sí’’ o contestando ‘‘no’’.

Y de tal manera ha seguido la cosa, ya más de tres lustros. La penúltima o antepenúltima campaña del SIDA era un afiche con una escolar de uniforme, proclamando las delicias del sexo sobre un fondo que representaba las distintas posturas posibles en el coito. La campaña 2007 es un nuevo afiche, que el Seremi Metropolitano de Salud urge sea colocado en liceos y colegios de enseñanza media, con la fotografía de dos travestis a punto de besarse: ‘‘Diferentes miradas... diferentes amores’’.

Y, sobre todo, nada con los padres, nada que pueda coartar la sagrada fornicación: excluirlos de la enseñanza sexual (JOCAS), que ignoren que sus hijas de 14 reciben gratis del Estado la píldora del día después. ¡Que no vayan a saber, que no vayan a interferir... que no vayan a cumplir su derecho y deber de educar!
¿A qué obedece esta obsesión por estimular el sexo en la adolescencia?

1. Al convencimiento ideológico y sicológico (de mala sicología) en orden a que existe un ‘‘derecho al placer del sexo’’ —como decía el año pasado una alta funcionaria—, desde que físicamente se puede ejercitar y se quiere hacerlo. Ejercicio éste que sería tan inocuo como tomar una Coca Cola en caso de sed.

2. Al deseo de evitar el SIDA y los embarazos, fomentando el uso del condón entre los adolescentes.
Las motivaciones anteriores suponen: a) que el adolescente puede responder del uso que hace de su ‘‘derecho’’ al sexo; por ejemplo, responder económica y emocionalmente el varón cuando su pareja tiene un hijo suyo; b) que el condón previene con 100% de seguridad el SIDA y el embarazo, y c) que en OTROS respectos el sexo adolescente tampoco daña.

Todos los supuestos que preceden son falsos. No me referiré a los dos primeros, que he abordado antes y no inciden de modo directo en el tema de esta columna. Pero que el sexo adolescente sea inofensivo... esa falsedad sí que puede conducir derecho a uno de los acogedores centros del SENAME.

No es tema de religión ni de moral, sino de simple observación empírica mil veces repetida (de ésa que les gusta tanto a los positivistas), que el sexo prematuro, adolescente, genera enormes daños, sobre todo respecto de los sectores más desprotegidos de la sociedad:

1. Por su inmensa fuerza, sobre todo en esta edad, la vida sexual relega a segundo plano, un lejanísimo segundo plano, el resto de las actividades del adolescente, y peor que ninguna el estudio. Cualquier educador lo sabe; incluso, el de mayor experiencia se entera sin demora de que su alumno ha entrado a ese torbellino. ‘‘Está en otra’’, no aprende nada, no entiende nada ni le importa. Bajan sus calificaciones, repite curso una o más veces, llegado el extremo desertará, o bien abandonará el establecimiento cuando alcance el límite de edad permitido, presa de la ignorancia. Para el muchacho pobre, la ignorancia significa perder su UNICA posibilidad de salir de ese estado: aprovechar la escuela, el liceo. Significa también desempleo, y el desempleo, ocio forzoso y estéril.

2. El sexo adolescente no es estable, salvo excepciones contadísimas, sino promiscuo, casual. Está asociado frecuentemente a la ‘‘partusa’’ —la orgía subdesarrollada—, y ella a la droga, el alcohol y la observación atenta de los proxenetas, en busca de muchachas y muchachos promisorios para su inmundo tráfico... nuevamente los pobres, los más vulnerables.

3. En la ‘‘partusa’’ naufraga, obviamente, el uso sistemático, racional del condón que los funcionarios de gobierno presuponen. Y aparecen los huéspedes incómodos, que se creyó expulsar para siempre: embarazo y SIDA.

4. El remate es conocido: ignorancia, desempleo, ocio inútil, alcohol, droga, prostitución, falta de horizontes, miseria = delito, pequeño primero y luego grande. De allí, derechito al SENAME: ‘‘¡Tiempo de crecer!’’.

No sería objetable, pienso, que el Estado proporcionara a los adolescentes información sobre los contraceptivos, de modo discreto (sin las mentiras de hoy) y en paralelo con las otras maneras de ‘‘cuidarse’’. Pero siempre que a la par difundiera fuertemente los peligros OBJETIVOS, CASI INSUPERABLES, del sexo a esa edad. No puede seguir escondiéndolos a los jóvenes.

Digámoslo clara y francamente. Esta barbaridad no es culpa (o es culpa remota, y según las ideas de cada cual) del posmodernismo, el socialismo, el neoliberalismo, el concertacionismo, etc. Es, hoy, culpa de los funcionarios que la cometen, vale decir, de la Presidenta, sus ministros/as y sus jefes/as de servicios

Y del Congreso. No sólo por haber permitido se despachara, y en consecuencia entrara a regir una Ley de Responsabilidad Penal Juvenil sin recursos, ni personal calificado, ni estructuras físicas suficientes, sino por la ley misma.


Se buscó sacar de circulación a los menores delincuentes —ante la alarma pública por su exponencial salto numérico—, disminuyendo al efecto la edad que los eximía de cárcel preventiva o definitiva. Ello, en vez de enfrentar las verdaderas causas del fenómeno, como la abordada por la presente columna. Esa decisión fue un abuso en sí misma: ¿qué antecedentes teníamos, qué había ocurrido, qué habían hecho el Estado y la sociedad a favor del niño-delincuente, como para sostener que hoy era ‘‘más maduro’’ que diez o veinte años atrás?

Y en seguida, la cárcel fue ‘‘maquillada’’. No, no era cárcel sino ‘‘centro’’, no se cumplía allí pena sino que se ‘‘rehabilitaba’’ y ‘‘reinsertaba’’, sus cuidadores no eran gendarmes sino ‘‘tíos’’. Hasta que llegó la tragedia de Puerto Montt y cayó por los suelos el marketing publicitario, la maldición del régimen concertacionista. Los pupilos jugaban fútbol todo el día, y en la noche veían farándula por TV. Los ‘‘tíos’’, mientras tanto, meditaban... no, es probable, porque no tuvieran deseos de hacer algo útil, sino por falta de preparación, programas rehabilitadores y elementos. Y a la hora de la verdad, ni tíos, ni gendarmes, ni bomberos pudieron salvar una sola vida. La cosmética no sirve para eso.

No hay comentarios:

Promocione esta página

Notas anteriores

Datos personales

Mi foto
Los pueblos que no se defienden seguramente pierden sus libertades. http://reaccionchilena.blogspot.com/

Snap Shots

Get Free Shots from Snap.com