MIRANDO A FUTURO.El planteamiento del Senador Jaime Naranjo de “degradar” a los uniformados que hayan sido condenados por “delitos” de Derechos Humanos, nos parece un desesperado intento por reflotar las “odiosidades” que tantos beneficios económicos y electorales ha proporcionado a su sector político.
La pandilla de “médicos” que dirige actualmente la Presidente Bachelet, de la que forma parte Naranjo, parece necesitar mantener al país tensionado para tratar de que “pasen coladas” sus brutales injusticias y el descomunal derroche, cuándo no simple rapiña, de los fondos de todo el pueblo chileno.
La descontextualización de los hechos, separándolas de las causas y abstrayéndose a sus responsabilidades, han creado una historia que por medio de una horrible falsificación, matizándola con vestigios de verdad, han logrado criminalizar a quienes debieron hacer frente a la agresión del marxismo internacional.
Mantener las heridas supurantes, aplicándoles solamente una “aspirina”, nos arriesga al absurdo de estar a solo unos pasos de repetir la tragedia y condenar a nuestro pueblo a tener que volver a pagar la cuenta provocada por la irresponsabilidad de los dirigentes de la izquierda, claramente dependientes de la ex URSS,
Aberraciones Jurídicas como el secuestro permanente o la denegación de Justicia que implica negarles a los procesados los beneficios que les otorgan Leyes vigentes es una monstruosidad, pero, además aplicarles tratados internacionales que en Chile no han sido validados por el Congreso, constituye solo una venganza.
Nosotros pensamos, que la aplicación de las Leyes “para un solo lado”, haciéndose los lesos con las situaciones que provocaron la crisis institucional del 73 nos parece de una deshumanización salvaje, sobre todo si se contrasta con la situación absurda de que se “indemniza” a quienes provocaron la ruina del país.
Han convertido a Allende en un verdadero héroe, en circunstancias de que solo fue el gestor de esta desgraciada historia a la que los uniformados debieron poner fin para evitar la instalación de una dictadura roja y la guerra civil fraticida que preparaban con tanto ahínco.
Por la salud mental del país es necesario terminar estas persecuciones absurdas, necesitamos alcanzar a la brevedad una reconciliación, que se logra sin logreros que se beneficien del odio, para lograr la imprescindible Unidad Nacional, única manera de salir del subdesarrollo en que nos encontramos.
Los países que tratan de vivir sin valores
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.
