Bastardizan nuestra sociedad.
El oficialismo, con Bachelet a la cabeza, sus Ministros y sus seguidores, en especial esas extrañas entidades feministas, avanzan en una siniestra campaña de desvalorización de la ciudadanía. Las acciones del oficialismo después del fallo del Tribunal Constitucional debieran habernos puesto en alerta, pues además de mostrarnos la cara totalitaria de nuestras autoridades nos ha mostrado su profundo desprecio a la institucionalidad democrática y sus ansias de destruir el sistema vigente.
Para entender la situación hay que retroceder un poco, la distribución de condones en los colegios de educación primaria, la posterior distribución de la píldora del día después a niñas desde los 14 años, sin consentimiento de los padres, tiene por objetivo promover el egoísmo en las relaciones de pareja, quitándole la belleza del amor, para transformarla en un “ejercicio” sin trascendencia. Sencillamente nuestros gobernantes han vulgarizado la más bella de las emociones.
Cuando se produce el fallo del Tribunal Constitucional se inicia una campaña comunicacional del Ejecutivo para intentar desprestigiar a la Institución, sublevar a sus parciales a presionarles para que modifiquen sus posiciones, utilizando las mismas técnicas de chantaje que usan las barras bravas, e incluso cayendo en la deslealtad institucional de deslegitimar a los que opinan distinto. Creemos que las actitudes como las sostenidas por el oficialismo configuran el delito de subversión.
Utilizando las técnicas de la publicidad de mercado y las prácticas aprendidas de sus “mandantes” de las internacionales rojas han subvertido el lenguaje de tal forma que las palabras ya no tienen su significado normal, ahora quieren destruir el espinazo de la sociedad, alejando a los niños de la familia, para así poder llegar a cumplir sus sueños de establecer la dictadura del proletariado, esa que tanto defienden y a la que ocultan sus siniestros resultados de deshumanización y muerte.
Nosotros consideramos una “bastardización” de la política el uso de los niños para conseguir finalidades de poder, que es una asquerosidad desinformar a la gente diciéndole que lo moderno es lo que realmente es amoral o que la píldora asesina es una manera de producir equidad. Estas acciones son solo manipulación inspirada en la psico-política, obra maestra de los estudios nazi-comunistas destinados a intervenir la mente de los ciudadanos a los que quieren esclavizar.
Nosotros, que somos retrógrados, queremos niños, con educación acorde a sus edades y creciendo con valores en la educación para que así, con libertad y valores, puedan gozar de los placeres de la vida en la seguridad de la Familia, con la protección de una Patria que funciona bajo el amparo de Dios y de ciudadanos responsables. Es lo menos que podemos hacer por nuestros hijos y por las generaciones venideras, pues en caso contrario seguramente nos maldecirán por la herencia que les dejamos.
Si querer niños felices educados en el amor de Dios, familias “normales”, ciudadanos contentos, compatriotas con trabajo, paisanos libres, conciudadanos seguros, es ser retrógrados, sin duda preferimos serlo, pues esta sería la antitesis de un “modernismo” aberrante, deshumanizante e infamante.
Nota: No existe igualdad en la distribución de la píldora asesina, sí existe cuando con una buena educación se les permite llegar hasta donde sus capacidades se lo consientan, con que sus padres tengan rentas dignas que les proporcionen una buena alimentación y una salud decente que les de la oportunidad de enfrentar los desafíos.
El oficialismo, con Bachelet a la cabeza, sus Ministros y sus seguidores, en especial esas extrañas entidades feministas, avanzan en una siniestra campaña de desvalorización de la ciudadanía. Las acciones del oficialismo después del fallo del Tribunal Constitucional debieran habernos puesto en alerta, pues además de mostrarnos la cara totalitaria de nuestras autoridades nos ha mostrado su profundo desprecio a la institucionalidad democrática y sus ansias de destruir el sistema vigente.
Para entender la situación hay que retroceder un poco, la distribución de condones en los colegios de educación primaria, la posterior distribución de la píldora del día después a niñas desde los 14 años, sin consentimiento de los padres, tiene por objetivo promover el egoísmo en las relaciones de pareja, quitándole la belleza del amor, para transformarla en un “ejercicio” sin trascendencia. Sencillamente nuestros gobernantes han vulgarizado la más bella de las emociones.
Cuando se produce el fallo del Tribunal Constitucional se inicia una campaña comunicacional del Ejecutivo para intentar desprestigiar a la Institución, sublevar a sus parciales a presionarles para que modifiquen sus posiciones, utilizando las mismas técnicas de chantaje que usan las barras bravas, e incluso cayendo en la deslealtad institucional de deslegitimar a los que opinan distinto. Creemos que las actitudes como las sostenidas por el oficialismo configuran el delito de subversión.
Utilizando las técnicas de la publicidad de mercado y las prácticas aprendidas de sus “mandantes” de las internacionales rojas han subvertido el lenguaje de tal forma que las palabras ya no tienen su significado normal, ahora quieren destruir el espinazo de la sociedad, alejando a los niños de la familia, para así poder llegar a cumplir sus sueños de establecer la dictadura del proletariado, esa que tanto defienden y a la que ocultan sus siniestros resultados de deshumanización y muerte.
Nosotros consideramos una “bastardización” de la política el uso de los niños para conseguir finalidades de poder, que es una asquerosidad desinformar a la gente diciéndole que lo moderno es lo que realmente es amoral o que la píldora asesina es una manera de producir equidad. Estas acciones son solo manipulación inspirada en la psico-política, obra maestra de los estudios nazi-comunistas destinados a intervenir la mente de los ciudadanos a los que quieren esclavizar.
Nosotros, que somos retrógrados, queremos niños, con educación acorde a sus edades y creciendo con valores en la educación para que así, con libertad y valores, puedan gozar de los placeres de la vida en la seguridad de la Familia, con la protección de una Patria que funciona bajo el amparo de Dios y de ciudadanos responsables. Es lo menos que podemos hacer por nuestros hijos y por las generaciones venideras, pues en caso contrario seguramente nos maldecirán por la herencia que les dejamos.
Si querer niños felices educados en el amor de Dios, familias “normales”, ciudadanos contentos, compatriotas con trabajo, paisanos libres, conciudadanos seguros, es ser retrógrados, sin duda preferimos serlo, pues esta sería la antitesis de un “modernismo” aberrante, deshumanizante e infamante.
Nota: No existe igualdad en la distribución de la píldora asesina, sí existe cuando con una buena educación se les permite llegar hasta donde sus capacidades se lo consientan, con que sus padres tengan rentas dignas que les proporcionen una buena alimentación y una salud decente que les de la oportunidad de enfrentar los desafíos.
Los países que tratan de vivir sin valores
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.
