por nuestro director, Mario Montes.
Semana Santa, tan poco espiritual para algunos que se dedican al turismo o al deshumanizante consumismo, tan difícil para muchos a los que las carencias hacen vivir llenos de sobresaltos y tan llena de espiritualidad para aquellos que sienten la mano del creador en la festividad.
No basta con andar con un crucifijo colgando del cuello o golpeándose públicamente el pecho ni tampoco en asistir a los templos para que los otros nos vean como “cumplidores” de los mandatos divinos. Casi todas estas actividades, de las que no se trata, son demasiado cercanas al repudiado fariseísmo.
Sin lugar a dudas la conmemoración de los 1975 años de la pasión y muerte voluntariamente aceptadas por Jesucristo, debieran ser motivo suficiente para que reflexionáramos sobre el mundo que estamos dejando a nuestros hijos y sobre los valores que inculcamos a la sociedad.
Nos parece que el personalismo exacerbado, el consumismo desatado, la falta de caridad, el descuido para con nuestro planeta, la desidia con que vemos los sufrimientos de los demás, la indiferencia con que vemos los conflictos que destruyen al ser humano, la abulia con que aceptamos las injusticias, nos habla no de cristianos, nos habla de sepulcros blanqueados.
Esperamos que para la gente buena, para las personas en que predomina el espíritu, que en aquellos que agradecen el Divino sacrificio, prevalezcan los valores eternos y sean estas festividades una instancia de recogimiento, de introspección y de análisis, además de un alimento, para afrontar un nuevo año.
Jesús, al que un porcentaje de la humanidad confiere condiciones supremas, nos dejó un mensaje de amor, paz y humildad, muy difícil de asumir en la vida diaria, pero, que sin duda el “vivirlo” nos transforma en seres mejores, mas preocupados y mucho mas entregados.
Nunca debemos olvidar el significado real e inequívoco de las palabras, ser cristiano es ser de Cristo y seguir, con todas las dificultades que conlleva, su prédica de amor, valores y la forma de vida que el nos sugiere. Cualesquier otra definición es una falsificación de lenguaje que probablemente nos conduzca al despeñadero.
Imagen tomada de : devocionalescristianos.blogspot.com/2008/01/r...
Los pueblos que tratan de vivir sin valores terminan por desvalorizar la vida de sus paisanos.
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