Virgen del Carmen

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Protege a Chile

jueves, 25 de febrero de 2010


Los chilenos y Haití,

por Juan Manuel Zolezzi.

Nuestros hermanos haitianos se merecen algo mejor y nuestro país, que acaba de entrar a la OCDE, tiene una responsabilidad mayor —porque su ciudadanía así lo quiere— en planificar acciones de largo plazo que permitan un desarrollo sostenible en el tiempo para el pueblo haitiano. En ese plano se circunscribe el anuncio del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH) que, con la ayuda del Estado chileno, permitirá traer jóvenes en edad universitaria, y a lo mejor cursando estudios en la universidad que quedó totalmente destruida, a formarse o completar su formación en nuestro país y en nuestras universidades. Para ello, estas últimas han ofrecido liberación de todo tipo de costos de estudio y la inserción en las comunidades universitarias. Se ha estimado un número de entre 5 y 10 de jóvenes por universidad en áreas en que ambos gobiernos consideren que es importante para el desarrollo futuro y sostenible de Haití y su pueblo.

Tenemos también que cautelar la diáspora de profesionales haitianos, para que una vez formados trabajen en su país al menos el doble del tiempo que estarán en el extranjero. La comunidad mundial debe impedir que ese fenómeno típico de los profesionales de Haití se produzca, mediante algún mecanismo que lo cautele internacionalmente. También la selección de los jóvenes debe hacerse con mucho cuidado y con ayuda de especialistas, ya que interesa que los jóvenes que vengan sean aquellos que estén dispuestos y comprometidos con su pueblo y con el futuro de su nación.

En una oportunidad que acompañé a la Presidenta de la Republica a la ONU, ella sostuvo una reunión bilateral con el Presidente Préval y después nos contó que el Mandatario le comentaba que Haití no necesita más tropas. Necesita más puentes, casas bien construidas, escuelas, etc.

De la misma forma, en otra oportunidad, se nos comentó, por personal que conoce la realidad de Haití, que en dicho país trabajan por años 10.000 ONG y que me imagino han canalizado una cantidad importante de recursos. Destacando las honrosas excepciones, por todos conocidas, respecto de muchas de ellas que están al lado del pueblo haitiano, me pregunto cómo, con esa cantidad de organismos no gubernamentales y la gran cantidad de recursos que manejan, no tuvieron antes del terremoto a dicho país y a su población en mejores condiciones.




Los países que tratan de vivir sin valores
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.
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Los pueblos que no se defienden seguramente pierden sus libertades. http://reaccionchilena.blogspot.com/

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