Cuba una isla paradisíaca
convertida en un infierno por los tiranos.
No pocos de nuestros con-nacionales conocen los paradisíacos paisajes y playas de Cuba, tampoco son muchos los que dudan que el alegre pueblo que habita en la ínsula es salvajemente reprimido por el sistema comunista establecido por el tiránico Fidel Castro Ruz, y en la actualidad por su heredero, su hermano Raúl.
Cuba se quedo atrapada en el tiempo, entrar en cualesquiera de sus ciudades, excepto el los resorts de lujo, es como retrotraerse a los años cincuenta del siglo pasado, aunque con una inmensa decadencia provocada por el tiempo y la falta de conservación que tienen en condiciones de ruina a verdaderas joyas arquitectónicas.
Se pondera mucho los presuntos avances en salud y educación, los que, de acuerdo a versiones de viajeros sufren las mismas afecciones que la ciudadanía, con infraestructura miserable y una gran “producción” de profesionales que no tienen posibilidades de trabajar, menos aún de tener remuneraciones dignas, en su Cuba natal.
La aparición de los “socialismos del siglo 21”, en Venezuela, Nicaragua, Ecuador o Bolivia, han sido la “excusa” para sacar de la isla a miles de maestros, oftalmólogos y médicos para que sirvan de vehiculo de la exportación revolucionaria que pretenden replicar en el continente, teniendo como cabeza a la Venezuela chavista.
Nadie en su sano juicio puede sostener que Cuba se ha transformado en un país que progresa, que no se han pisoteado todas las libertades ciudadanas o que no se atropellan de manera flagrante los derechos de la ciudadanía, mucho menos se podrá afirmar, sin mentir, que en la isla mártir no han sido abolidas las libertades individuales.
Aunque el oficialismo pretenda engañar al país, Michelle Bachelet fue a Cuba a rendir homenaje a Fidel Castro, el retirado tirano que martirizó a ese pueblo durante 50 años, transfiriendo ahora sus lealtades a su hermano Raúl, que al igual que en la más reaccionaria monarquía ha heredado el poder de su enfermo consanguíneo.
Los países que tratan de vivir sin valores
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.
