Escribimos con tristeza.No podemos expresar nada menos que vergüenza al constatar que las Instituciones Armadas,- Ejercito, Marina, Aviación, Carabineros y hasta Investigaciones, han abandonado a los suyos que sufren la vendetta roja por haberles aventado del poder en el año 1973 y por haber tenido que combatir, bajo las ordenes de sus superiores, a las fuerzas irregulares que destinó la izquierda internacional para sojuzgar al pueblo de Chile y quitarnos todas nuestras libertades.
Se encuentran en presidios bastante alejados de sus lugares de residencia, para evitar que puedan ser muy visitados, se encuentran aislados por ramas sin que puedan tener contacto entre ellos, carecen de los medios modernos de comunicaciones, como Internet, lo que les impide defender su verdad, se les revisa hasta la última letra de lo que escriben para evitar que puedan reivindicar sus acciones, se les niega el justo proceso y no tienen acceso a los derechos intra-penitenciarios.
Esto, que ya podría parecer una monstruosidad para con aquellos que dieron sus vidas por la Patria y la Institución, inclusive postergando a sus familias y sus legítimos derechos a buscar la felicidad, se ve agravado con actitudes absurdas, como que algunos Comandantes en Jefe hayan prohibido que sus compañeros les ayuden a financiar sus defensas o que sea mal visto que oficiales en servicio activo, compañeros de toda la vida, les puedan ir a visitar.
Estos presos políticos, porque no son otra cosa debido a que están sujetos a privación de libertad en aras a acciones de corte político, se han transformado en verdaderos leprosos de esta sociedad hedonista que ahora trata de hacerse la desentendida de la que realmente sucedió y permite cobardemente que la falacia oficialista falsifique descaradamente los sucesos que provocaron el golpe de estado y las odiosidades que llevaron a los enfrentamientos.
Nosotros, agradecidos de la gesta libertadora del 73, con la suficiente memoria como para recordarnos el estado de destrucción nacional, moral, económica e institucional que provocó la “revolución con sabor a vino tinto y empañadas” de Allende, consideramos un deber moral defender a estos patriotas que lo dieron todo por asegurar la tranquilidad y las libertades de la ciudadanía, a la vez que rendimos un sentido homenaje a quienes cayeron en combate contra el cobarde extremismo que actuaba en las sombras.
No solo nuestros valientes están abandonados, como grafica de esta nota hemos puesto una fotografía del lugar, en la cuesta de las Achupallas, donde se intentó el Magnicidio del General Augusto Pinochet y donde fueron acribillados varios de sus escoltas que murieron y otros que resultaron gravemente heridos, encontrándonos con un lugar abandonado, lleno de malezas y con una gruta a la que hasta le habían robado la imagen de la Virgen que llamaba a la oración por las victimas de esta cobarde emboscada.
No nos cabe duda, las Fuerzas Armadas de antes, esas que ponían los intereses de la Patria por sobre los personales de ascender a los cargos superiores ya no son las mismas, ahora la molicie y el conformismo ha hecho pesa de ellas y las ha transformado no en los garantes de nuestra institucionalidad sino que en obsecuentes soldaditos destinados a lucirse en desfiles en homenaje a los ocupantes de turno del Palacio de La Moneda.
Los países que tratan de vivir sin valores
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.
