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Amenazas inútiles.
Todas las publicaciones que defienden nuestras verdad, esa verdad permanente que nace de Dios y nos lleva a defender la Patria y a su pueblo, sufrimos de manera corriente tropiezos que hacen pensar mal. Los cortes de energía son mínimos, pero los nuestros son mas permanentes, los mensaje amenazantes se transformas en permanentes y la “custodia” de los grupos de inteligencia que los gobernantes dicen que no les gustan, llega a ser empalagosa.
Después de dar una mirada, bastante global por cierto, a la situación uno no puede menos que meditar en que “somos demasiado malos” lo que hace que ellos, los buenos, tengan el derecho a amenazarnos, matarnos, dañar a nuestras familias o los elementos que usamos para nuestro trabajo. La segunda reflexión, que es la que nos parece más lógica es que como “mentirosos” son alérgicos a la verdad y la posibilidad de que esta se imponga les descompone.
No puede ser de otra manera, quienes han hecho una profesión del engaño a los pueblos, quienes lucran descaradamente de los sufrimientos de los humildes, quienes venden una “pomada” de promesas electorales imposibles de que sean cumplidas, los que sangran a los estados a cuenta de una vergonzosa falsificación de los hechos de nuestras historias simplemente rechazan la verdad, reaccionan con encono contra ella, porque podría ser la causa de que pierdan sus privilegios.
Como, además de tener severas estrecheces mentales, que se suplen recitando, cual versos, los eslóganes que otros escriben, tienen grandes carencias morales, lo que les priva de aquellos “frenos” que hacen que las sociedades puedan convivir de una manera medianamente armónica. Sus resentimientos y odiosidades son los motores de su fin ulterior de hacerse con el poder y esas riquezas que tanto desprecio les provocan en el discurso verborreico.
Sabemos de su inmensa capacidad destructiva, estamos concientes que no respetan nada, estamos ciertos que nuestras vidas no les importan, por eso, precisamente es que no les tememos y hemos decidido luchar mientras nos quedan vida y fuerzas, porque no estamos dispuestos s dejar a nuestros hijos ni a sus descendientes un mundo manejado por los mas bajos instintos de que es capaz el ser humano, reflejados en toda su magnitud en los mas de 100 millones de muertos que han dejado los rojos.
Nos pueden amenazar, presionar económicamente, encarcelar, contra la electricidad, meter virus en los computadores, o atacar a los que más queremos, pero, por respeto a los nuestros, por amor a Dios, por nuestra Patria no lograrán silenciarnos por esas formulas, y si nos eliminan, asunto en el que tienen un extraño profesionalismo, no les debe quedar duda alguna de que habrán muchas manos dispuestas a tomar la antorcha y seguir la lucha y llegar al triunfo.
- Los países que tratan de vivir sin valores terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.