Además, no nos gusta el clericalismo,
menos si es rojo.
Aunque lloramos por América, creemos que hay que ponerse a trabajar.
Hace algún tiempo declaramos que nosotros “llorábamos” por Argentina, de Fernández, claro que nos falto agregar que también lo hacíamos por Brasil, de Lula, por Chile, de Bachelet, por Bolivia, de Morales, por Ecuador, de Correa, por Venezuela de Chávez, por Nicaragua, de Ortega, entre otros, y ahora tenemos que agregar a la Lista a Paraguay, del cura Lugo.
Hay un severo viraje a la izquierda extremo-terrorista en el continente, lo que no es extraño, tienen una facilidad impresionante para el engaño, para hacer olvidar sus actos anteriores, o disfrazarlos para hacerlos atractivos, y lamentablemente cuentan con el inapreciable concurso de sus oponentes que hacen lo posible por no llegar a los pueblos, no vaya a ser que ganen.
Hemos notado, especialmente en la oposición política al marxismo ciertos temores de conquistar el poder, no sabemos si como obra de un chantaje que implica la advertencia de que nos se les permitirá gobernar o si solo es que se siente “cómodos” en un papel secundario haciendo de pseudos opositores, pero con cuidado de no ejercer bien las funciones del sector.
Creemos que todo ciudadano conciente debe estar llorando por lo que esta sucediendo en el continente, pues cada día nos encontramos mas cerca de perder nuestras libertades a manos de grupos con claras inspiraciones totalitarias que ya han trepado en el poder, esperando solo las circunstancias favorables para dar el zarpazo que nos aherroje definitivamente a las doctrinas del mal.
Aun es tiempo de defendernos, no está todo perdido, la fuerza de la razón generalmente es mucho más fuerte que la fuerza bruta de los rojos, pero implica comenzar a trabajar desde ahora para convencer a la ciudadanía de la necesidad de proporcionar una derrota, lo más grande posible, a quienes han subido, haciendo trampas , a las más altas esferas de los gobiernos.
De nosotros depende que la gente entienda que le han “vendido” una caricatura estafadora que intenta presentar a los píos creyentes como desalmados explotadores y al revés a los desalmados ateos como los defensores populares. Entendamos para ellos la religión en un enemigo y un peligro porque da trascendencia al humano, lo que impide que se apoderen de su alma.
Tenemos las mejores ideas, tenemos la mejor gente, tenemos un inmenso respaldo, somos más que los otros, ¿Por qué siempre perdemos?, Porque hay una condición elemental para ganar y es la de tener ganas y decisión de hacerlo. Para ganar hay que disputarle al adversario su “clientela cautiva”, ir a los sindicatos, a los clubes deportivos, a las asociaciones profesionales, a los colegios y predicar nuestra verdad.
Es un deber convocar a la ciudadanía a que sin odiosidades, sin rencores, sin rabia, sin ira, les proporcionemos a los mentirosos una gran lección, de que nuestros pueblos no son tontos, que nos pueden engañar muchas veces, pero, que cuando despertamos no aceptamos que nos sigan causando perjuicios. Transformémonos en los despertadores de la conciencia nacional.
Los países que tratan de vivir sin valores
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.
