Guerrillas Comunicacionales:
¿Las Nuevas Juventudes Hitlerianas?
by Rodrigo Lema González
Venezuela es un país en el que, a estas alturas, ya nada parece imposible. Y la última gran maniobra del régimen chavista fue la creación de las llamadas “Guerrillas Comunicacionales”, cuyo objetivo es, supuestamente, hacer frente al “imperio medíatico” -que es cómo los sépticos boliburgueses denominan a todos los medios que no les lamen las botas-.
Según un reporte del diario colombiano El Tiempo, se trata de 75 muchachos de entre 13 y 17 años, que buscan “activarse” y ‘expresar el mensaje del pueblo’ a través de medios no convencionales como grafitis, volantes, murales y redes sociales de Internet”. Ante esto, hay una pregunta que me asalta: ¿qué diablos hace un niño de 13 años formando parte de una “guerrilla”? En convenciones lógicas, estos pequeños deberían estar en la escuela, estudiando y forjándose un futuro.
Venezuela es un país en el que, a estas alturas, ya nada parece imposible. Y la última gran maniobra del régimen chavista fue la creación de las llamadas “Guerrillas Comunicacionales”, cuyo objetivo es, supuestamente, hacer frente al “imperio medíatico” -que es cómo los sépticos boliburgueses denominan a todos los medios que no les lamen las botas-.
Según un reporte del diario colombiano El Tiempo, se trata de 75 muchachos de entre 13 y 17 años, que buscan “activarse” y ‘expresar el mensaje del pueblo’ a través de medios no convencionales como grafitis, volantes, murales y redes sociales de Internet”. Ante esto, hay una pregunta que me asalta: ¿qué diablos hace un niño de 13 años formando parte de una “guerrilla”? En convenciones lógicas, estos pequeños deberían estar en la escuela, estudiando y forjándose un futuro.
En mi opinión, ésta no es más que una asquerosa maniobra de adoctrinamiento agresivo, con tintes de alienación muy profundos, muy similar a la que los nazis efectuaron a través de las Juventudes Hitlerianas -que llegaron a tener, en su mejor momento, 2.3 millones de miembros-, y que también fue extensamente utilizada por regímenes autoritarios durante todo el siglo XX. Es bien conocido el carácter paramilitar que la Hitlerjugend tuvo durante sus 23 años de existencia (1922-1945). Además, la sola denominación de “guerrilla” crea un clima de divisiones muy fuerte, y en el caso de una Venezuela completamente polarizada, no es la excepción.
Y si consideramos que en las conmemoraciones de los episodios de 2002 ya armó a la nada despreciable cifra de 30.000 milicianos -que más parecen partisanos de la II Guerra Mundial-, estamos en presencia de un contingente que tiene grandes probabilidades de pasar, en un futuro, a formar parte de los organismos de represión del régimen, junto con la Guardia Nacional y las denominadas Milicias Bolivarianas -que, dicho sea de paso, tienen notables parecidos a las Camicie Nere, la SA, o la colaboracionista Milice-.
Lo que más repugna de todo esto es que a estos niños se les quita la posibilidad de serlo, lanzándolos de lleno a una vida turbulenta, extremadamente inestable e insegura, marcada con serias dosis de frustraciones e incapacidad de ejercitar el libre albedrío. Ya vimos lo que los extremistas islámicos o las FARC hacen con estos pobres niños. Las imágenes hablan por sí solas. Allí ya no hay criaturas, sólo combatientes fanáticos impregnados de odio y usados como herramientas por adultos desquiciados. Y si las cosas no dan un giro drástico, Venezuela seguirá el mismo camino.
terminan por desvalorizar la vida de sus ciudadanos.